MAR. 09 2025 Agrias mercedes del dominio público Pamela Anderson encarna a Shelley, una bailarina que actúa en Las Vegas y debe hacer frente al presente cuando el espectáculo se clausura. Mariona Borrull Que “The Last Showgirl” se sienta como una reparación no es solo por haber regalado un personaje humano a quien hizo solo de muñeca. En la película de Gia Coppola, Pamela Anderson da vida a Shelley, una bailarina que debe hacerse cargo de los trajines de la edad y la falta de salidas personales y laborales tras el cierre del haraposo espectáculo de variedades que lidera en Las Vegas. Salto a 25 años atrás, cuando “Los vigilantes de la playa” aún no olían a habitación cerrada. Anderson llevaba en muchos sentidos el fenómeno “Baywatch” sobre sus hombros. Hoy se conoce cómo numerosas emisoras internacionales solo se interesaban por los episodios con la actriz en pantalla, que además debía cumplir con las denigrantes ‘cláusulas Pamela’, y que, sin embargo, arrancó la serie ganando 1.500 dólares por episodio. Sí, ella alcanzaría un sueldo de 300.000 dólares por capítulo cerca del final de su carrera. El coprotagonista David Hasselhoff, que también era productor, ganaba más y tenía una participación en la propiedad que resultó ser muy lucrativa después de que Prime Video licenciara la serie remasterizada en 2019. Volvemos al éxito de la Barbie diseñada por C.J. Parker a imagen de su personaje en “Los vigilantes de la playa”, una bolsa de la que no vio -según dice- ni un centavo. Para colmo, los productores de la película-regreso con Dwayne Johnson y Zac Efron le hicieron una oferta ‘insignificante’ para tenerla en un cameo, llamándola sin tregua. Ha explicado a Variety: «Dijeron que querían que lo hiciera como un favor. Dije: ‘Hago favores a los animales, no a Paramount’». Finalmente accedió, caminando a cámara lenta y sin diálogos. Lejos queda aquella debutante que quería «ser buena madre y ganar un Óscar», aunque el tiempo ha convertido a Pamela en un icono cargado de capital simbólico por marca propia. ¿O no fue clave para que nos fijáramos en “The Last Showgirl”, antipático drama indie, entre todo el ruido mediático de Zinemaldia? Coppola, nieta de Francis Ford, sobrina de Roman y Sofia y sobrina segunda de Nicolas Cage y Jason Schwartzman -lo cual explica por qué sigue dirigiendo aunque todo lo que estrena pasa sin pena ni gloria- conoce las luces y sombras de tener un nombre. Decíamos: no es solo por la humanidad que este papel se siente como un acto de reparación. Tras un cuarto de siglo de silencio roto solo por lo autorreferencial, por fin la actriz vuelve a hacer de alguien más. Anduvo este otoño por Catalunya rodando “Rosebush Pruning” bajo órdenes de Karim Aïnouz (“Firebrand”), guion de Efthimis Filippou (“Kinds of Kindness”) y junto a Callum Turner, Riley Keough, Elle Fanning y Jamie Bell... Este año también la veremos en la cuarta entrega de la saga “The Naked Gun” con Liam Neeson. En fin: no sé si el trabajo dignifica pero, por lo menos, aquí repara.