AUG. 04 2025 IRITZIA Gernika, Hiroshima, Nagasaki, Dresden David Fernàndez El final de la II Guerra Mundial deja, todavía hoy, una aporía irresoluta de doble filo, dilema y rasero. Aquello que la victoria sobre el fascismo, en tantos sentidos heroica, y el tribunal de Nuremberg, que solo condenaría a unos pocos, elevaron a crímenes de lesa humanidad por la barbarie perpetrada en los campos nazis de exterminio se sostuvo, en paralelo, con la impune absolución del uso de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. Japón ya agonizaba y precapitulaba entonces y “Little boy” y “Fat man”, bolas de fuego atómicas, provocarían 150.000 muertes en escasos segundos, inaugurando la era del desastre nuclear y la destrucción mutua asegurada. Han pasado ocho décadas de la condena del exterminio horizontal terrestre y la absolución del exterminio vertical celestial. Pocos meses antes, en febrero de 1945 y con un Reich renqueante, los aliados habían arrasado Dresde con 1.300 bombarderos, 3.900 toneladas de explosivos y miles de muertos civiles. Gernika ya ardía desde 1937. El añorado escritor Howard Zinn fue uno de los jóvenes pilotos norteamericanos que, desde allá arriba, arrojaba napalm en Europa en aquellos años. Zinn -autor del imprescindible “La bomba”- revisitó años después las consecuencias, tomó nota del horror nuclear y, casi como epifanía, se convirtió en un intelectual antibelicista de referencia. Pero hoy, la neurosis nuclear prosigue. Y las escaladas bélicas, también. Agosto de 2025, 37 guerras activas y 116 escenarios de tensión, la mayor cifra de la última década con un genocidio retransmitido en directo: 59.000 palestinos muertos en 21 meses. 93 al día. 4 por hora. Uno cada 15 minutos. El año pasado ningún representante del G7 ni de la UE27 aceptó asistir al homenaje anual en Nagasaki por la exclusión del Estado de Israel -también de Rusia y Bielorrusia-. Se negaron a honorar a las víctimas nucleares para poder solidarizarse con los verdugos de Gaza. La paradoja es que, en la psicótica geopolítica global actual, Israel es quien ha bombardeado cinco países simultáneamente en poco tiempo y dispone años ha de un “botón atómico” secreto -el plan activo “Opción Sansón”- compuesto por 90 ojivas nucleares que nadie nunca inspecciona. En 2023 se llegó a proponer utilizarlo contra Hamas. Pura y dura elocuencia, si desde mayo de 1945 hubiéramos guardado un minuto de silencio por cada víctima de la II Guerra Mundial, todavía hoy deberíamos permanecer callados 30 años más. Hay otros silencios, en cambio, que sí que matan. Y cada día. Al fin y al cabo, desde aquellos bombardeos por saturación en Barcelona que pusieron eufórico al “Duce”, hemos visto Gernika arder una y mil veces -Saigon, Sarajevo, Bagdad, Kabul, Grozni, Teherán-, con criminal parsimonia volátil e idéntica impunidad aérea. Como si matar desde el cielo fuese más neutral neutrón que verter sangre a mansalva a ras de suelo. Desde aquellos bombardeos por saturación en Barcelona que pusieron eufórico al “Duce”, hemos visto Gernika arder una y mil veces -Saigon, Sarajevo, Bagdad, Kabul, Grozni, Teherán-, con criminal parsimonia volátil e idéntica impunidad aérea. Como si matar desde el cielo fuese más neutral neutrón que verter sangre a mansalva a ras de suelo