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Lo que hacemos con nuestro tiempo

Fotograma de «Las delicias del jardín», comedia dramática dirigida, protagonizada y coescrita por Fernando Colomo.

Te dirán que toda historia es universal, atemporal y arquetípica. Pero cuanto menos resulta curioso tantear la negociación que en las carteleras del 19 de septiembre habrá mirando al tiempo como concepto.

Primero, el bando del tiempo relativo. En “Las delicias del jardín” Fernando Colomo y su hijo Pablo arrancan unas risas sobre lo irreversible de la edad, las concesiones por la familia y la hipocresía del mundillo del arte, en una sátira con mucho más del “aquí” (Carmen Machi es la tercera protagonista, siempre compensando el aura de estrella con la cercanía de lo castizo) que del “ahora”.

En “Mi amiga Eva” de Cesc Gay ocurre algo parecido, y todo lo contrario: Gay escribe sobre los combates cotidianos de las mujeres maduras, con Nora Navas al frente, sobre un telón de cafeterías elegantes de cualquier parte, más vistazos al amor moderno que funcionan solo por chascarrillos.

“Un gran viaje atrevido y maravilloso”, en cambio, opta por arrojar un futuro cercano hipertecnológico, es decir un tiempo con carácter, al servicio de una fábula que encajaría en cualquier espacio y momento. En la película de Kogonada (detrás de “After Yang”, otra exhibición desacomplejada de sentimentalismo), muy deudora de “Big Fish”, Margot Robbie y Colin Farrell toman el arquetipo del chico conoce a chica para embarcarse en un viaje mágico a través de sus momentos formativos. Pero que el presente es complejo y el pasado no siempre fue mejor es la conclusión narrativa más estándar y desapegada de un marco temporal concreto; un auténtico boli Bic argumental.

Al extremo opuesto, “Small Things Like These” se embadurna del hollín y la pobreza de la literatura de Dickens para sorprender al descubrirnos en la Irlanda de 1985. En el film de Tim Mielants (“Steve”), Cillian Murphy debe poner en riesgo su frágil estabilidad económica para denunciar un abuso que nunca creeríamos tan de presente, si no viviéramos en el país del Patronato de Protección a la Mujer.

“La primera escuela”, de hecho, pone su carácter de entretenido capítulo de Historia en el título de esta cinta sobre, sí, la fundación de una escuela en la campiña auvernesa. Pero el gran acierto de Éric Besnard (“Delicioso”) viene del reparto: Grégory Gadebois tiene cara de época, mientras que la maestra Alexandra Lamy (“Sobre ruedas”) ha sido tantas veces “nuestra amiga Eva” que pule el rigor de todo tiempo marcado.

La mejor de todas, “On Falling” de Laura Carreira (Mejor Dirección en el pasado Zinemaldia), descansa en un intermedio complejo. Por un lado, la protagonista es esclava de las dinámicas del tardocapitalismo en presente absoluto (un piso hacinado, la automatización de su empleo). Por otra parte, esta es una película de realismo social como el que ya solo Ken Loach practica, un cine de antes… Un anacronismo, ahora sí, interesante.