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CONSUMO

Cuesta de enero


A pesar de los excesivos gastos de diciembre, la llamada tradicionalmente “cuesta de enero” ha perdido fuelle ante otras competidoras. Y es que a lo largo del año le igualan, cuando no superan, la cuesta de septiembre, las veraniegas y la de marzo “marcero”. Ya no son tan solo las alzas de alimentos, regalos, loterías y juguetes, ahora se suman como “necesarios” los viajes, las rebajas y los gastos escolares.

Aún y con todo, cuesta remontar enero. Una regla no escrita marca cada nuevo año el incremento de cualquier servicio básico (transportes, consumos energéticos, seguros) porque sí. La famosa y odiada regla del IPC, o de actualizaciones dicen, eso sin contar que todo lo que se encareció durante las fiestas y pre-fiestas mantiene sus precios, contradiciendo aquello de que «todo lo que sube baja».

Entre tanto desorden en la economía doméstica, no faltan los salvadores de la banca, esos que acechan en los cajeros para alegrarte el día ofreciéndote créditos rápidos prêt-à-porter sin salirte de la pantalla. Una barbaridad de publicidad, amén de la que iremos recibiendo vía correos. El consejo es que no tomemos decisiones exprés porque el truco está en la letra pequeña, además de que ya hasta la banca más “familiar” se ha apuntado a los llamados créditos revolving, esos que se camuflan hasta en las tarjetas de crédito, bajo el epígrafe chiquitín de: “interés de aplazamiento revolving” y C.E.R. (Coste Efectivo Remanente) en una tarjeta revolving, y que puede aumentar la deuda hasta 20 euros. ¡Ojo!

En estas circunstancias, toca afrontar con racionalidad las previsiones del año. Por ejemplo, el precio de la vivienda (compra y alquiler) que, además de su escasez, tampoco hay buenas noticias. Con una previsión de subida de 6,8+/- para alquileres, y suma 3 puntos más a los 5 del año pasado.