OCT. 25 2015 IRITZIA Delincuentes DAVID BROOKS {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} Todo ocurrió en un concurso donde el campeón se enfrentó a un equipo compuesto por presos de la Eastern New York Correctional Facility –prisión de alta seguridad– en el estado de Nueva York. Según las reglas de estos concursos, donde se forman grandes oradores, políticos, jefes empresariales y renombrados intelectuales (por ejemplo, Hillary Rodham Clinton fue integrante de un equipo de debate), los jueces asignan el tema y la posición que cada equipo tiene que defender. En este caso, los presos tuvieron que abogar porque a las escuelas públicas se les debería permitir negar la matriculación a estudiantes que son inmigrantes indocumentados, posición con la que, según ellos, no estaban de acuerdo. El panel de tres jueces otorgó la victoria a los presos, indicando que habían presentado argumentos sólidos que el equipo de Harvard no pudo refutar de manera efectiva o que ni había abordado. No es la primera vez que el equipo de presos ha sorprendido. Se han anotado triunfos contra West Point –la universidad militar más reconocida– y la Universidad de Vermont. El equipo de debate –cuyos integrantes son prisioneros condenados por homicidio y otros delitos graves– es parte de una iniciativa de la Universidad Bard, en el estado de Nueva York, que además ofrece cursos y licenciaturas para reos en seis prisiones de media y alta seguridad. El profesor encargado de este equipo, David Register, subrayó el compromiso, disciplina y trabajo de los reos. El concurso provocó una enorme atención pública en EEUU y muchos gozaron solo con los titulares: «Un equipo de presos venció a Harvard». Todo esto ocurrió durante unos días de noticias espantosas: más tiroteos en universidades, más detalles sobre el bombardeo de un hospital de Médicos Sin Fronteras (donde después de múltiples explicaciones y pretextos oficiales, finalmente el Gobierno de Obama aceptó la responsabilidad y ofreció disculpas y compensación, aunque aún se enfrenta a acusaciones de que cometió un crimen de guerra), más casos de corrupción política y económica, más detalles sobre cómo los ricos se hacen más ricos mientras todos los demás están cada vez peor, y más advertencias sobre cómo el planeta está al borde del Apocalipsis ecológico. Todo por acciones, decisiones, engaños y manipulaciones de las cúpulas de EEUU. Más aún, ahora las cúpulas políticas y económicas trabajan de manera conjunta en la promoción del Acuerdo Traspacífico en nombre del bien para las grandes mayorías, a pesar de la oposición de sindicatos, agrupaciones ecológicas, economistas premios Nobel, defensores de salud pública, defensores de consumidores y demás. Y todo lo negociado y sus implicaciones permanecen ocultos a esa “sociedad civil” que los políticos y empresarios dicen que se beneficiará. Mientras tanto, el espectáculo electoral sigue ofreciendo evidencias de corrupción legal en las elites. “The New York Times” ha publicado una amplia investigación que descubre que solo 158 familias ricas han donado casi la mitad de todos los fondos gastados en esta etapa inicial de la contienda presidencial. Y añade que nunca tan pocos han dado tanto a las campañas desde los tiempos de Watergate, sinónimo de corrupción y maniobras políticas ilegales. Como señala el periódico, estas fortunas sirven de contrapeso a los cambios demográficos y políticos que están transformando Estados Unidos. Según una encuesta de “The New York Times” y “CBS News”, dos tercios de los estadounidenses están a favor de aumentar los impuestos a los que ganan un millón de dólares o más al año, y seis de cada diez apoyan una mayor intervención gubernamental para reducir la brecha entre ricos y pobres. Según otras encuestas, casi el 70% está a favor de mantener los sistemas de bienestar social, a lo que se oponen casi todos los donantes más ricos y sus servidores políticos. Mientras los super-ricos y los super-políticos logran seguir con el espectáculo llamado “democracia”, nunca había existido una desigualdad económica tan extrema desde la gran Depresión, nunca se habían producido tantas guerras que duraran tanto en la historia del país, nunca habían existido tantas armas disponibles en una sociedad moderna. Y el índice de corrupción del sistema político ha llegado a tal punto, que alarma hasta a ex presidentes. Ante esto, hay voces encabronadas, inteligentes, estudiosas y sin miedo a enfrentarse a las elites y sus famosas instituciones, y que están interesadas en ofrecer «algo positivo a la sociedad». No pocas de ellas están en prisión. Todo lo cual sugiere que «la gente equivocada está en la cárcel y la gente equivocada está fuera de ella», como decía el extraordinario historiador Howard Zinn. El campeón de EEUU de debate, el equipo de la Universidad de Harvard –la institución académica de la elite– fue derrotado por un equipo de los nadie, de los sin nombre, los más marginados de esta sociedad: un equipo de reos.