7K - zazpika astekaria
CINE

«Spotlight»


El Festival de Toronto se ha convertido en el test principal de cara a la temporada de los Óscar, que cada vez se adelanta más, porque en cuanto comienzan los estrenos otoñales, ya se confecciona una lista de películas favoritas que en invierno tendrá que variar forzosamente, aunque todavía no se puede saber si será de forma sustancial. Esa lista provisional está encabezada por “Spotlight”, muy bien recibida por la crítica internacional tanto en Toronto, como en la Mostra de Venecia y en Telluride. Es la película que despierta mayor atención en todos los aspectos, bien por lo polémico del tema que trata, bien por un reparto muy nominable. Dentro de unos meses veremos si se van cumpliendo los pronósticos y si el quinto largometraje de Tom McCarthy confirma las expectativas que se han generado en torno suyo.

Si me dicen hace un año que McCarthy se iba a ver en una situación tan favorable para su carrera, no me lo creo, porque parecía que había tocado fondo y que corría el riesgo de convertirse en otro cineasta prometedor que con el paso del tiempo se va desinflando. A Tom McCarthy le pasó como a muchos otros colegas, que puso el techo muy alto con su ópera prima y luego le ha costado mantener el nivel. La cuestión es que “The Station Agent” (2003) triunfó en Sundance y en Donostia, demostrando que aquel debutante poseía una muy buena mano para la dirección interpretativa, al sacar lo mejor de Patricia Clarkson, Peter Dinklage y Bobby Cannavale, cuyas respectivas trayectorias mejoraron ostensiblemente a partir de entonces. Con sus siguientes “The visitor” (2007) y “Win Win” (2011) pudo mantener cierta independencia y sus posibilidades intactas, hasta que se vino abajo con su cuarto largometraje, “Con la magia en los zapatos” (2014), un fallido intento de dignificar la maltrecha imagen del actor cómico Adam Sandler dentro de su cine comercial de bajo perfil, pero ni funcionó en taquilla, ni tampoco sirvió para redimir a tan infantil figura de Hollywood.

El éxito de “Spotlight” es mérito de McCarthy, que ha sacado al gran cineasta que lleva dentro, creciéndose ante la responsabilidad que conlleva abordar un caso judicial reciente de gran repercusión social. Dirige la película con pulso firme y escribe el complejo guion junto a Josh Singer, centrándose en la labor periodística del equipo de reporteros del “The Boston Globe” que destapó los abusos a menores llevados a cabo durante décadas por miembros de la Iglesia católica en Massachussets. No fue nada fácil, puesto que se había creado un hermetismo total, tanto por parte del resto de medios, como de las autoridades civiles y eclesiásticas, con tal de tapar el feo asunto de la pedofilia. Tirando del hilo de uno de los sacerdotes, al que llevaban cambiando de parroquia hasta seis veces a lo largo de más de treinta años, porque no modificaba su conducta, llegaron a un total de noventa curas que habían mantenido prácticas similares con el consiguiente consentimiento y ocultación de sus superiores.

La película no trata de glorificar a los periodistas, sino de hacer un seguimiento fiel de los hechos reales a través de ellos y del trabajo que les llevó a conseguir el premio Pulitzer en el año 2003.

El equipo de reporteros lo componen en la ficción Rachel McAdams, Mark Ruffalo y Brian D’Arcy James, a los que se suman como editores Liev Schreiber, Michael Keaton y John Slattery. Luego están los abogados, con Billy Crudup representando a las víctimas; Jamey Sheridan, a la Iglesia y con Stanley Tucci, en medio. Son un grupo muy amplio de premiables, a los que también se podría sumar Len Cariou en el papel del cardenal de Boston. Y atención a la banda sonora compuesta por Howard Shore o a la fotografía, de Masanobu Takayanagi, quien acaba de estrenar su gran trabajo en “Black Mass”.