SEP. 08 2024 PANORAMIKA Interpretar La exposición «Eduardo Chillida-Godofredo Ortega Muñoz», que se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Bilbo, propone un diálogo entre dos artistas contemporáneos. (Oskar Matxin Edesa | FOKU) IKER FIDALGO Las narraciones poseen tantas interpretaciones como miradas se enfoquen en ellas. Cualquier creación cultural es capaz de suscitar diferentes lecturas que, de distintas maneras, acaban por componer un entramado de significados. Si bien la búsqueda de un sentido concreto es una de las principales barreras para el disfrute del arte contemporáneo, las exposiciones, en la mayoría de ocasiones, intentan proponer, al menos, un marco desde el que posicionar el contenido que presentan. Sin embargo, el trabajo comisarial puede plantear también una puesta en escena mucho más literal. Una hoja de ruta especificada que acota de manera más firme las opciones interpretativas del contenido para llevarnos a un lugar específico. Normalmente, el público sale de una muestra con más dudas que certezas, planteando preguntas que antes no sabía que tenía por hacer. El arte permite desde la inconcreción disparar sensaciones y vivencias que se relacionan con la experiencia de quien accede a él. Todas las herramientas que tiene a su alcance son válidas para proponer tantos caminos como puedan existir. Como siempre, el público tiene la última palabra. Puede que el arte exista sin nuestra participación pero quizás uno de sus sentidos más importantes sea la capacidad para influir en quien se acerca a él. Como viene sucediendo durante todo el año 2024, varias son las exposiciones que se acercan a la figura de Eduardo Chillida (Donostia, 1924-2002) en el centenario de su nacimiento. En esta ocasión, es el programa BBKateak que el Museo de Bellas Artes de Bilbo puso en marcha en el año 2022 para propiciar encuentros entre artistas que engrosan su colección, quien se suma a los homenajes. La pinacoteca inauguró a finales del pasado junio “Eduardo Chillida-Godofredo Ortega Muñoz”, que podrá visitarse hasta los últimos días de octubre. El cruce entre estos creadores, aparentemente con poco o nada en común, propicia una nueva óptica desde la que mirar el legado de su trabajo artístico. El arquitecto vasco, de sobra conocido en nuestro contexto, dialoga con un pintor figurativo y paisajista con el que coincidió en varias ocasiones. Godofredo Ortega Muñoz (Badajoz, 1899-Madrid, 1982), comparte generación con el donostiarra hasta el punto de haber coincidido varias veces durante su carrera. La gran cantidad de diferencias que a priori separan a ambos artistas, comienzan a reducirse cuando vemos los diálogos propuestos por el comisario Javier González de Durana. Organizaciones espaciales, estrategias compositivas e incluso la utilización de masas cromáticas y texturas, tienden puentes entre Chillida y Ortega Muñoz. Del total de más de una veintena de piezas, encontramos esculturas de Chillida realizadas en granito, terracota, alabastro, acero e incluso piedra o madera. Por su parte, nueve pinturas del artista extremeño y varias piezas en papel, completan la selección escogida para esta conversación.