7K - zazpika astekaria
MÚSICA

David Byrne

(Al Pereira | Getty)

David Byrne vuelve a mirar al cielo con “Who Is The Sky?”, su nuevo álbum entre lo íntimo, lo coral y lo universal. Ha pasado un tiempo desde “American Utopia” (2018) y para muchos de sus seguidores esos siete años han sido una espera cargada de expectativas. Ahora, el ex-Talking Heads regresa con un proyecto que articula su viejo anhelo de reinventarse, una curiosidad permanente y la convicción de que la música sigue siendo un espacio fundamental para entender quiénes somos.

Byrne, músico, artista visual y figura de la vanguardia pop desde finales de los años 70, acumula una carrera marcada por el riesgo, la mezcla de géneros y la experimentación. Tras la etapa de Talking Heads, su trabajo en solitario, sus colaboraciones y puestas en escena como el espectáculo “American Utopia” -que desembocó en película dirigida por Spike Lee- han servido no solo para reivindicar su legado, sino para explorar nuevas formas de conexión musical, teatral y social.

“Who Is The Sky?” es un trabajo que se ha ido gestando en los últimos años como respuesta tanto al momento global como al personal. Byrne se planteaba preguntas sobre qué hace que la vida importe. Estas dudas conforman el pulso emocional del disco. No se trata solo de un regreso formal, sino de una reflexión más profunda, de un período de introspección que se traduce en canciones que se construyen sobre temas optimistas, algo ya presente en “American Utopia” y en los espectáculos posteriores.

Byrne no está solo en esta aventura. “Who Is The Sky?” ha sido producido por Kid Harpoon (Tom Hull), ganador de premios Grammy y conocido por trabajar con artistas de pop contemporáneo como Harry Styles o Miley Cyrus. La producción aporta modernidad al sonido, sin perder la esencia experimental de Byrne. Las 12 canciones del álbum fueron arregladas por Ghost Train Orchestra, un ensamble de cámara con base en Nueva York. Su participación le da al disco una textura más orquestal, cinematográfica, aportando matices clásicos, arreglos de cuerdas y vientos que acompañan sin opacar la voz de Byrne ni sus letras, dándole dimensión.

Entre las colaboraciones se cuentan nombres tanto habituales como sorprendentes: St. Vincent, Hayley Williams (de Paramore), Tom Skinner (baterista de The Smile) y Mauro Refosco, ligado al proyecto “American Utopia”. Estas voces y personalidades contribuyen decisivamente a que resalte la diversidad sonora del conjunto. Byrne ha dicho que, aunque algunas ideas comenzaron como fragmentos -una línea, un ritmo-, terminaron desarrollándose en canciones con fábulas o parábolas que emergen al final, dotadas de significado más allá de lo inmediato. El álbum abre con el tema “Everybody Laughs”, cuyo vídeo fue producido por Gabriel Barcia-Colombo. Es una pieza que se convierte en puerta de entrada perfecta: una canción accesible, con groove, con la sensibilidad de Byrne para combinar lo serio y lo lúdico, lo alegre y lo melancólico.


Washington/WireImage/Getty

King Princess

“Girl Violence” es el tercer álbum de la artista neoyorquina King Princess (Mikaela Straus) y representa su trabajo más personal y sin concesiones hasta la fecha. Compuesto tras dejar atrás una relación larga, un contrato con una discográfica importante y una ciudad que apagaba su chispa, el álbum captura el caos, la claridad y la catarsis de empezar de nuevo. El resultado es un disco emocionalmente salvaje, intrépido, en el que se muestra profundamente segura de sí misma. Desde su irrupción con “1950”, King Princess ha creado un espacio único en el pop moderno. Con “Girl Violence” pasa página, toma el control creativo total y presenta su visión más impactante e intransigente.