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AZKEN PUNTUA

Teodoro Roosevelt


Con la muerte de Teodoro Roosevelt desapareció el espíritu de los Padres Peregrinos. Aquel Roosevelt decidió que la propiedad del agua, de la electricidad y de otras riquezas naturales, como el gran suelo virgen, no podía caer en manos privadas a fin de evitar los monopolios y, con ello, perder el alma democrática de quienes, venidos de la nada, edificaron la nación americana.

Y los EEUU crecieron, crecieron, crecieron…

Pese a mis estudios de derecho, filosofía y teología –a mi padre le decían que tenía un chico tremendo– jamás distinguí entre un vatio y un voltio. Pero ayer desperté aterrado. En una cabecera colosal de los periódicos leí lo siguiente: «El mercado eléctrico pasa en una hora, en sus subastas, de 46 euros MWh a 10.000 euros». Sentí terror. Interrumpí bruscamente en el cuarto de baño mi proceso de liberación digestiva y corrí hacia mi mujer para pedirle que apagase con urgencia la televisión, donde ella pasa las mañanas viendo el nuevo vestido de la reina, y llamase a su primo el ingeniero, a fin de que nos explicase las declaraciones que ha hecho la RED sobre la interrumpibilidad de los mercados que usan el big data contra el blockchain según la Naturgy y que está usando backoffice para frenar el trading mayorista. Mi mujer me miró de soslayo y dijo: «Todos los nacionalistas sois iguales. Déjame en paz y aféitate».