JUL. 24 2019 Estructuras, infraestructuras y otras reclamaciones Carlos GIL Analista cultural Ni media palabra sobre Cultura en lo de la investidura. En ninguna investidura se pone alguna propuesta sobre Cultura como elemento de cohesión, de adhesión o de innovación. Siempre se usa como una coletilla o como un comodín para alguna rima. Y en estas ausencias, cuando algunos nos abrasamos con esta renuencia, se escucha al diablo mencionar la necesidad de crear estructuras y al demonio decir que ya existen infraestructuras y al santo Job subirse a un monte para consultar al anacoreta que le mira y le responde: políticas, contenidos, presupuesto y uso de manera eficiente de lo existente. Tiene razón el anacoreta, ¿para qué se quiere tener un teatro o sala asimilada en cada población, a pocos kilómetros una de otra, si no existen políticas de residencias, ni variedad en la programación? Un ayuntamiento, una sala, un gestor multiusos, una red, unas ayudas y unos públicos que se ven conducidos a un menú único, en ocasiones más parecido a un rancho. Y así desde hace décadas. Y así hasta que la jubilación nos lleve a los viajes concertados. Lo que se tiene se debe aprovechar de las mejores maneras. Hay que crear estructuras nuevas dedicadas a la formación, producción, exhibición, difusión y que se concentren en hacer cultura en el territorio, para crear el microambiente que posibilite una proyección, un desarrollo que lleve a excelencia profesional. Y que se haga todo ello acompañados por los públicos de una manera clara y organizada. La alternativa es seguir como hasta ahora esperando el colapso total.