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San Marcos aprueba el cierre definitivo del vertedero

El presidente de la Mancomunidad de San Marcos, Denis Itxaso, ha anunciado la cierre y sellado definitivo del vertedero, una operación que esperan completar en siete años. Con este anuncio, Itxaso ha afirmado que se evita que cualquiera tenga la intención de hechar «un solo gramo de basuras más» en él.

El miembro de la Junta Ramón Gómez, el presidente de la Mancomunidad, Denis Itxaso y el vicepresidente, Mikel Pagola, en San Marcos. (Juan Carlos RUIZ/ARGAZKI PRESS)

El presidente de la Mancomunidad de San Marcos, Denis Itxaso, ha informado en rueda de prensa sobre la medida que adoptó en su reunión de este jueves la Junta General de la mancomunidad.

Dicha medida supone el cierre irreversible del vertedero más grande de Gipuzkoa, con unas tres millones de toneladas de basura acumulada durante más de 40 años.

San Marcos dejó de recibir basuras a principios de 2009, por lo que actualmente se desvían los vertidos de esta mancomunidad a los verteredos de Azpeitia, Zarautz y Beasain.

Acompañado de su vicepresidente y alcalde de Urnieta, Mikel Pagola, y del miembro de la Junta Ramón Gómez, Itxaso ha destacado que, con la aprobación de las obras del cierre «se evita que cualquiera pueda tener la más mínima intención de hechar un solo gramo de basuras más en él».

Ha dicho que el vertedero es «lo más obsoleto y anacrónico» que puede haber como tratamiento de cierre de residuos, en referencia a los depósitos inertes que contempla el Plan de Residuos de Bildu.

El proyecto de sellado definitivo del vertedero contempla la recuperación y clausura de todas las zonas que no se impermeabilizaron cuando cesaron los vertidos.

Se trata de las obras correspondientes a la denominada «fase II», que se adjudicarán en tres o cuatro meses y empezarán en verano.

Primero, y durante diez meses y medio, con un presupuesto de 5,6 millones de euros, se llevarán a cabo trabajos de movimientos de residuos. Tras el «sellado» inicial, habrá que esperar cinco años para afrontar otros diez meses y medio de obras para el sellado y repoblación definitivas, con unos siete millones más de inversión.

Todo este proceso de casi siete años dará paso a tres décadas de vigilancia de la contaminación de los suelos.

La Junta aprobó también dotar el fondo de clausura, que dispone de unos ocho millones de euros, hasta alcanzar los 12,6 necesarios mediante un endeudamiento a doce años.