«Ordizia es un pueblo pequeño pero con mucha cultura por el rugby y por su equipo»
Ordizia arranca este domingo frente a La Vila en Altamira (16.00) una nueva campaña en División de Honor. El club presidido por Koro Bosque, reelegida la pasada semana, puso punto y final al ciclo de tres años del argentino Federico Gallo y se ha decantado por el andaluz Suso Romero como técnico.
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El día amanece nublado y fresco en el corazón de Goierri, nada que ver con su Mairena natal, y Romero recibe a NAIZ a las puertas del complejo deportivo Majori, dentro del cual se encuentra el campo de rugby de Altamira.
Según cuentan, durante las semanas previas al arranque de la competición solo sale del recinto para irse a dormir. Una lesión de rodilla truncó su carrera como jugador, lo que ha permitido que a sus 30 años sume una dilatada experiencia en los banquillos.
Esto es muy distinto de Sevilla, ¿ya se va acostumbrando?
Vine en julio un tiempecito, pero desde agosto estoy afincado aquí. Esto es diferente pero estoy muy bien, desde el minuto uno me han acogido genial, y la verdad es que estoy muy contento.
¿Cuál fue su trayectoria como jugador?
Comencé en Mairena con ocho añitos, y luego jugué en el Ciencias de Sevilla, pero poco.
Y comenzó la carrera como entrenador…
Empecé en Mairena, en categorías base. De ahí, a través de un amigo, Manu Sobrino, que también fue jugador del Ciencias, me salió la oportunidad de entrenar a las Cocos (Cocodrilas Rugby), donde pasé cuatro años.
Luego fiché por el Ciencias. Ya lo he hablado alguna vez, pasé un año complicado –dimitió tras el despido de cuatro jugadores por motivos económicos– pero también muy completo y muy bonito en cuanto a lo humano.
Posteriormente estuvo con la selección española sub 18, se diría que ha tocado todos los palos…
Sí, tuve la suerte, junto con Sergi Guerrero, de estar en Vichy en el Festival Seis Naciones M18, fue una experiencia brutal, competir con los mejores de Europa es muy enriquecedor, aprendí muchísimo.
¿Cómo llega la llamada del Ordizia?
Conmigo habla Oier Iturrioz –director deportivo del club–, en ese momento ya no estaba con Ciencias porque lo dejé en diciembre. Me considero una persona a la que le gusta mucho trabajar en un sitio en el que haya una identidad. Además me gusta mucho el norte, en verano siempre que podía me escapaba para aquí. Se juntó todo un poco, el proyecto era atractivo, el pueblo siempre me ha gustado y con la historia que tiene Ordizia en el rugby nacional había poco que pensar.
Los últimos años no se ha podido entrar en el play off por el título. Ha mencionado el proyecto, pero ¿cuál es? ¿Qué objetivos se han planteado?
El objetivo es entrar en el grupo de arriba después de la primera fase, entre los seis primeros. No es un objetivo fácil porque la División de Honor es una liga exigente en la que todo el mundo quiere lo mismo que tú. Te tienes que preparar, pero hasta que empiezas a rodar un poco no sabes a qué nivel están los demás. Estamos trabajando duro para ello.
Los dos equipos de Valladolid, Alcobendas, Santboiana, huesos duros de roer…
También Burgos. Muchas veces también, no solo en el rugby sino en el deporte en general, lo importante es la continuidad de los proyectos. Un año empiezas desde equis, pero luego ya tienes un camino andado, hay muchas cosas automatizadas, te puedes centrar más en mirar lo de delante y no en pensar si estoy o no bien colocado.
¿Ha habido muchos cambios a nivel de plantilla?
Se ha mantenido un bloque, pero ha habido otro bloque que ha salido y hemos complementado con otros jugadores. La verdad es que estamos muy contentos con la plantilla, creo que está bastante equilibrada tanto en delantera como en tres cuartos.
¿Qué tipo de rugby tiene en la cabeza?
Estamos intentando ser un equipo presionante en defensa, que toma decisiones y disfruta de ello. Cuando hay un equipo que disfruta defendiendo se lo puede pasar mejor con la pelota, puede arriesgar un poquito más porque sabe que si la pierde toca defender, y si te lo pasas bien defendiendo y tienes ese carácter… Con la pelota nos gustaría ser un equipo que sabe salir bien y que aprovecha sus oportunidades al llegar.
Conocía Altamira de antes, ¿qué mensaje trasladaría a la afición?
Es un pueblo pequeño pero con mucha cultura por el rugby y por su equipo. Es genial, vas por la calle y siempre ves algún chico o alguna chica con la camiseta. De donde yo vengo no es así y llama la atención. La gente se preocupa, te pregunta por el equipo. Es un aliciente más, tener el domingo al pueblo empujando en Altamira es algo muy bonito y que nos va a ayudar muchísimo.