La crisis invisibilizada de Guatemala: un país que crece sin sanar
Entre pobreza estructural, desnutrición infantil, migraciones forzadas y crisis climática, millones de guatemaltecos, y en especial de comunidades indígenas, sobreviven en silencio mientras la ayuda internacional se desvanece.
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En las montañas del norte de Guatemala, Carmelita sigue resistiendo. Defiende su tierra de una mina que quiere extraer oro, la principal razón de que su comunidad esté quedándose sin agua potable. Ella es una entre las miles de personas que a diario sufren las consecuencias de la crisis humanitaria que enfrenta el país, una situación que se agrava con el paso de los años.
La organización Médicos del Mundo lleva tres años desarrollando su proyecto ‘Crisis (In)visibles’, y este año ha centrado su mirada en una crisis humanitaria que durante mucho tiempo ha sido ignorada: la de Guatemala. Así lo han explicado en la rueda de prensa de esta mañana en Iruñea, en la que han dado a conocer los datos recogidos en su último dosier.
Jaione Eugi, miembro de Médicos del Mundo Nafarroa, ha comenzado explicando el contexto histórico que ha dado paso a la crisis humanitaria, enfatizando que «entender la realidad actual exige mirar al pasado». La discriminación estructural hacia los pueblos originarios (mayas, xincas y garífunas) comenzó con la colonización española en el siglo XVI y se consolidó tras la independencia de 1821, que no trajo libertad para todos, sino el mantenimiento del poder por parte de las élites criollas.
Entre 1960 y 1996, un conflicto armado interno dejó más de 200.000 muertos, en su mayoría indígenas. Durante los 36 años de guerra, se ejecutaron campañas de represión y discriminación, lo que llevó a comunidades enteras a replegarse en las montañas y zonas rurales aisladas, lejos de todo servicio básico. Este desplazamiento interno sucedido a finales del siglo XX es una de las razones principales de que actualmente los pueblos indígenas carezcan de acceso a salud.
Pobreza y desnutrición
De acuerdo al Banco Mundial, Guatemala, con un PIB que avanza a un 3,5% anual, es un país con crecimiento económico. Sin embargo, la pobreza no solo persiste, sino que se profundiza especialmente en las comunidades indígenas.
A pesar de ese crecimiento económico, más del 70% de la población indígena vive en condiciones de pobreza y desnutrición. Según UNICEF, a nivel nacional, el 46,5% de los niños y niñas menores de cinco años sufre desnutrición crónica. Entre los niños indígenas, esa cifra se eleva al 58%, lo que significa que 6 de cada 10 niños crecen sin el alimento suficiente para desarrollarse con normalidad.
En Guatemala el acceso a los servicios más básicos sigue siendo un privilegio. El 40% de la población no tiene agua potable en su hogar, y el 43% carece de acceso seguro a servicios de salud. En zonas rurales e indígenas, los hospitales quedan lejos, las clínicas no están equipadas y el personal sanitario escasea.

Desde Médicos del Mundo tienen claros los pasos a seguir para revertir esta situación: fortalecer el sistema público de salud y edificar infraestructuras sanitarias en zonas rurales. La organización sanitaria considera que estas peticiones forman parte de «un pilar esencial» para garantizar la salud como un derecho humano, que no debería depender del lugar de nacimiento.
Crisis climática
La crisis humanitaria se ha visto impulsada por el cambio climático. Guatemala, en el corazón de Centro América, es uno de los países más golpeados por los desastres naturales, debido a su ubicación geográfica en el corredor seco. Contando sequías, inundaciones y huracanes, entre el año 2000 y 2023 el país experimentó 90 desastres naturales que influyeron directamente en el bienestar de los guatemaltecos.
Estas catástrofes naturales, intensificadas por el cambio climático, han destruido cultivos, desplazado comunidades y agravado el hambre, contribuyendo a perpetuar el círculo de vulnerabilidad.
Falta de ayuda internacional
En medio de todo esto, la cooperación internacional ha caído en picado. Estados Unidos ha reducido en un 10% su inversión y el Plan de Respuesta Humanitaria 2025 de la ONU, que busca asistir a un millón de personas, solo ha recibido el 17% de la financiación necesaria, frente al 40% que obtuvo el pasado año, en 2024.
Del mismo modo, se prevé que las políticas estadounidenses actuales tengan un impacto negativo en la economía de Guatemala, entre otros aspectos, por las deportaciones que se están llevando a cabo. Y es que las remesas enviadas por los guatemaltecos viviendo en el extranjero representan el 20% del PIB del país.
Aunque los datos muestran que ha disminuido el número de personas retornadas, no es por falta de deportaciones, sino porque muchas quedan atrapadas en el camino, expuestas a violencia, extorsión y trata. Especialmente las mujeres, que enfrentan los peores riesgos.
Desde Médicos del Mundo han insistido en la importancia de visibilizar esta crisis y para ello han lanzado un podcast con periodistas guatemaltecos, que pretenden dar voz a las comunidades más afectadas, contando lo sucedido con la ayuda de mujeres activistas, abogadas, migrantes y retornadas. Voces que, juntas, dibujan el mapa de una realidad ignorada.