Jabier Lopez de Alda Azkoitia

El conquistador del Fin del Mundo, el Gran Hermano vasco

Teniendo el cuenta que este programa  de ETB 2, es el más visto en Euskal Herria, y que su audiencia es de todas las edades, con lo que supone de influencia para todos ellos, sobre todo para los más jóvenes, quiero expresar mi denuncia e indignación con el programa en general y particularmente con el capítulo emitido el domingo día 18 de Enero 2015.

Hace años cuando se empezó a emitir fuí uno de los seguidores por lo novedoso y diferente a otros realities que se daban en otras cadenas. Era un programa basado en pruebas deportivas y de aventura, en lugares espectaculares (Patagonia), con participantes jóvenes, con su espontaneidad y generosidad características. Pronto me ví defraudado por los derroteros a los que la Dirección llevaba el programa. Se convirtió en un reality como los demás, con la misma estructura, desarrollo y mensaje: lograr la máxima audiencia sin importar cuales sean los medios. O sea sacar de los participantes las más bajas pasiones del ser humano.

Se convirtió en un programa espectacular por fuera (paisajes), pero muy ruin y negro por dentro. Pasó de “prometer” solidaridad, lealtad, compañerismo y alegría en la competición sana, a “presentar” ante nuestros ojos, egoísmo, individualismo, malos modales y peores expresiones verbales, tanto por los participantes como por los jefes de equipo (hombres hechos y derechos que debieran ser un ejemplo).

En este capítulo aludido la competitividad ha llegado a ser competitividad criminal, no activa, pero sí pasiva, se ha propiciado el abandono y no socorro a un compañero que se estaba ahogando. Exactamente, cuando un participante (mujer) ayuda a un competidor contrario  (hombre negro), que se estaba ahogando, se queda sin fuerzas, colgada de una escala, entonces los contrarios (hombres) pasan por “encima” de ella, hiriéndola y haciéndoles perder el juego/prueba.  El presentador-guía del programa y su jefe de equipo no solo no le felicitaron y reconocieron el gran gesto que había tenido, sino que le reprochan su acción.

Esto es, se ha llegado a la competitividad más extrema: incluso poner en peligro la vida de un compañero de juego, al que se puede socorrer, penando solo en ganar la prueba.
 
Casi todo es perverso en un programa de este tipo. Se empieza en equipos en los que se debieran apoyar  a sus componentes pero pasan a ser contrincantes y la exclusión o eliminación del más débil es la idea motriz del programa, teniéndose que nominar entre ellos mismos para ser expulsados.

En la prueba no hay lugar para el compañerismo, solo para los más fuertes y de éstos solo debe quedar UNO, el más fuerte, listo, manipulador, egoísta, individualista, machista...... El Ganador.

Hasta ahora eran valores comunes, la solidaridad, generosidad, el compañerismo; ahora solo se piensa en salvarse uno solo y solo ganar.

¿Por qué una televisión pública no puede hacer programas buenos, atrayentes, divertidos y éticamente positivos? ¿Dónde está y para qué el Estatuto de Redacción que (sic.)  regulará la actividad de los profesionales de la información que prestan sus servicios en el Ente público y  uno de cuyos principios es el respeto a los principios éticos y deontológicos?

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