Victoria incontestable y mensaje claro

A a espera de la finalización del recuento de los votos para despejar la incógnita de si el vencedor, Syriza, ha logrado la mayoría absoluta, su incontestable victoria, a una distancia considerable del derechista Nueva Democracia y con el otrora todopoderoso PASOK relegado a una posición irrelevante, significa que la opción de un gobierno partidario del mantenimiento del statu quo ha sido derrotada. El pueblo griego se ha pronunciado claramente y lo ha hecho a favor del cambio y en contra de unas políticas injustas y que además se han revelado ineficaces para lograr el objetivo que decían perseguir.

Si la formación de Alexis Tsipras no logra los escaños suficientes para gobernar en solitario, se verá abocado a pactar con otras fuerzas, y habría que ver en qué medida ello modificaría la posición contraria a las medidas de austeridad que han centrado su programa. Por la izquierda, un pacto con los comunistas del KKE parece descartado. En  cualquier caso, el reto de Syriza no es menor. Tan importante como forzar a Europa a cambiar su actitud en cuanto a la deuda es acometer un profundo cambio en Grecia que conlleve romper el vínculo de favoritismo con la oligarquía del país que hace imposible reaccionar ante la penosa situación y condena a las clases populares a un cada vez mayor empobrecimiento. Enfrente va a tener a la oposición del país y a los actuales dirigentes de la UE, pero a favor el respaldo de los griegos, condicionado precisamente a hacer frente a las políticas impuestas por aquellos.

Con mayoría absoluta o al borde de ella, tal y como afirmó un portavoz de Syriza, el resultado de estas elecciones es «un mensaje para Europa». Un mensaje de hartazgo de una población que, por encima de la campaña del miedo a la que ha sido sometida por líderes europeos y medios comunicación, ha dicho que no esta dispuesta a seguir siendo pagana de una situación de la que no es responsable. Un mensaje que los dirigentes europeos se pueden resistir a escuchar, pero que deberían tener muy en cuenta porque  una gran parte de los ciudadanos europeos habrán percibido como esperanzador.

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