A triples perdió y a triples empata

Los gasteiztarras lograron un 12 de 24 desde más allá de los 6,75 metros. Elgran día de San Emeterio, Causeur, Shengelia y Adams marcaron la diferencia.

LABORAL KUTXA 92

UNICAJA 82

No es el único motivo de explicación, pero sí es uno de los más fácilmente identificables. Laboral Kutxa Baskonia firmó un 5 de 25 en triples en el primer partido de la serie, mientras que ayer firmó un 12 de 24. Jugadores como Causeur y San Emeterio, retratados en el Martin Carpena, dieron su mejor nivel, pero tampoco hubiera bastado para ganar de no haber habido un gran desempeño de Shengelia y Mike James, o los buenos minutos de Hanga y Begic.

Desde el 8-0 de inicio, se vio que el Laboral Kutxa Baskonia de anoche nada tenía que ver con el que deambuló el jueves en el Martín Carpena. A rachas, a golpes, y con la inestimable ayuda de un Zurbano entregado, los de Ibon Navarro sabían que se jugaban la continuidad o no en la temporada, y no quisieron despedirse tan pronto de la parte más atractiva de la competición. San Emeterio, totalmente opacado en el primer partido, daba el primer arreón gasteiztarra. Y por mucho que Unicaja se recuperase pronto de la mano del «resucitado» Markovic, pronto se vio la tendencia de que los locales no iban a cejar en su empeño de convertir el partido en un duelo a golpe limpio.

Uno de los pocos momentos de zozobra del partido llegó precisamente por un jugador como Vasileiadis, que funciona en la misma onda de rachas que este Baskonia. El alero heleno encadenó tres triples consecutivos, dando una ventaja efímera a Unicaja: 22-25.

Pero en estas Joan Plaza cambió a su jugador más enrachado e Ibon Navarro dio entrada a Hanga y Shengelia. El magiar y el georgiano elevaron el tono físico gasteiztarra, algo que repercutió en la defensa, y tambien en las penetraciones en ataque, sumando varias jugadas de «dos más uno», en el contexto de un parcial de 15-2 que volvían a lanzar al Baskonia.

Los rebotes ofensivos que convertía Fran Vázquez, la verticalidad de Markovic o las apariciones de Kuzminskas eran los escasos dolores de cabeza que tenía Ibon Navarro, ya que veía cómo sus muchachos seguían con la onda anotadora. Causeur, otro de los peor parados del primer partido de la serie, dio una de las mayores alegrías de la noche a la afición, ya que clavaba un triple desde el medio del campo para dejar el choque 49-36 al descanso, y a los aficionados con un hilo de esperanza menos fino en la mirada.

La zona de la discordia

Gracias al acierto, Laboral Kutxa Baskonia mantenía su colchón por encima de la decena de puntos, llegando a irse a los 16 de renta en el 61-45 después de un lanzamiento certero de Darius Adams. Y en esas, Joan Plaza cambió su defensa individual por una zona 2-3.

Algo pasa en el baloncesto con paradojas como esta. Se supone que las defensas zonales, si hay un buen movimiento de balón, facilitan los lanzamientos lejanos, pero lo cierto es que a los de Ibon Navarro se les encogió la mano y Unicaja se volvió a meter en el partido, al mismo ritmo en que Jason Granger se metía en él.

Un mate de Kuzminskas metía el miedo en el cuerpo gasteiztarra al colocar el 66-60 en el luminoso. Pero ahí estaba el capitán baskonista. Dos triples de San Emeterio volvían a levantar el Buesa Arena, amén de colocar un 72-60 más que interesante de cara al último período.

Unicaja volvió a meter el miedo en esos últimos minutos, cuando un triple de «Chimpa» Suárez establecía el 78-72. No obstante, Shengelia y Mike James mostraron su mejor cara en los minutos de la verdad, capturando o tocando varios balones clave, rematando las segundas opciones con triples para romper las resistencias malagueñas.

Granger, que es de los que nunca se dan por vencidos, quiso mantener las opciones a su equipo, pero el Laboral Kutxa Baskonia, alzado sobre la confianza que le daba el acierto, lograba empatar la serie.

«Es difícil defender cuando no metes una»

Rafa Muntión, de Radio Vitoria, preguntaba a Ibon Navarro: «¿La enseñanza para el desempate es que ‘si metemos, ganaremos, porque defenderemos’». La contundente respuesta del técnico gasteiztarra: «Aunque no nos guste, es así».

«El equipo está pensado para meter una canasta más que su rival y solo defiende dependiendo del acierto. Nos revienta a todos los entrenadores que eso sea así, pero así es. Porque además, es muy difícil defender cuando no metes una, y cuando las cosas no nos salen, además, dejamos de pasarnos el balón y tratamos de decidir desde la individualidad», añadió Navarro.

«Hemos tenido acierto y eso nos da un punto de chispa para defender, a pesar de que nos han podido rebotear en ataque, algo en lo que Unicaja es el mejor equipo de Europa. Hemos tenido más intensidad en defensa, hemos podido robar algún balón, lo que nos ha permitido correr y tomar diferencias... Bueno, pues empate a uno y el lunes será la revancha del partido del Top 16», acabó. A. G.