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TALLER TRÓCOLA: LA AFICIÓN POR LAS DOS RUEDAS RECONVERTIDA EN OFICIO

El taller de motos Trócola es el único dedicado a estos vehículos que hay en la zona de Tafalla. Su dueño es aficionado a ellas, y en su primer año de actividad, no le ha faltado trabajo. Sin embargo, las cuestiones económicas siguen siendo un quebradero de cabeza.


La palabra trócola suele hacer temblar a los conductores, sobre todo en boca de un mecánico que habla de su vehículo. Sin embargo, para los motoristas de la zona de Tafalla también se refiere a algo más positivo. Precisamente, ese es el nombre que Ismael Campos le puso al taller de reparación de motos que abrió el año pasado en esa localidad navarra. Este aficionado a las motos «de toda la vida» perdió su puesto de trabajo debido a la crisis, pero ganó la oportunidad de cumplir un sueño. Pese a que el contexto económico no era el mejor, decidió que era su momento. «Tenía pensado abrirlo hace mucho, pero al quedarme en paro pensé que o lo hacía entonces o ya no lo haría nunca».

Hasta entonces solo le había dedicado a la mecánica un corto periodo de su vida laboral. «Estudié un grado medio en electromecánica de vehículos y luego estuve en un taller de motos cerca de dos años y medio. Después me metí en una fábrica y estuve muchos años», explica.

No tuvo que aprender sobre el oficio, pero sí sobre cómo gestionar un negocio. Campos reconoce que «al principio anduve un poco perdido, a la aventura». Contó con el asesoramiento de la Cámara de Comercio de Nafarroa, donde le hicieron un plan de negocio y le explicaron un poco cómo empezar. Junto con las cuestiones empresariales, también tuvo que realizar labores de acondicionamiento en el local. «Era un almacén de fruta y tuve que hacer un proyecto para ponerlo como taller. Pasar por el Ayuntamiento, por Industria... He tenido que hacerlo todo, empezar de cero». El mecánico recuerda que tuvo la ayuda de sus amigos que contribuyeron pintando el taller y haciendo algunas tareas. En cambio, no tuvo ninguna ayuda económica, más allá de la reducción en la cuota de autónomos durante el primer año.

Trócola levantó la persiana en marzo de 2014 y Campos admite que el inicio ha sido complicado, pero muy gratificante. Preveía que el comienzo no sería fácil y afirma que «sabía que iba a pasar unos dos o tres años complicados, pero tampoco esperaba que fuera así». El mecánico calcula que lleva invertidos cerca de 50.000 euros en su negocio. «Para empezar la inversión inicial fue de unos 30.000 euros. Para lo básico, que todavía sigo comprando, y en pasar el año... Llevaré gastados unos 50.000 euros». Los ingresos son la principal preocupación de Campos, que opina qué complicado es mantenerse. «Lo más difícil es aguantar económicamente, y lo peor, la desesperación. Llevo un año y no veo ingresos por ningún lado». No obstante, no se debe a la falta de clientes. De momento no tiene competencia, ya que es el único taller de este tipo que hay en la zona. Por eso, hay quien le ha agradecido que abriera las puertas. «Alguno me ha dicho que hacía falta un taller en Tafalla, porque no había nadie aquí y para todo te tienes que ir a Iruñea y es un engorro».

Actualmente es el único trabajador y dice que pasa más horas en la oficina entre facturas y papeleo que en el taller. Explica que ha aprendido mucho en estos meses y que tiene la esperanza de que «si no cambia mucho la cosa», la empresa saldrá adelante. El balance de su trayectoria es positivo. «El negocio va bien, pero es duro. Tal y como está todo no me puedo quejar, va bien. Ahora trabajo más horas, pero nunca había trabajado tan a gusto. Aunque esté aquí a destajo, esto es lo que siempre había querido desde crío». De cara al futuro, el mecánico no tiene planes e irá decidiendo sobre la marcha. «Si todo va bien cogeré a algún trabajador o tendré que crecer e ir a otro sitio un poco más grande. No me quiero quedar estancado, pero no sé por dónde voy a tirar».

La distribución de maquinaria agrícola, otra parte del negocio

El taller Trócola se dedica principalmente a la reparación de motos, pero también hace arreglos de maquinaría agrícola. De este modo, Ismael Campos, dueño del taller, contactó con la empresa navarra Maquinaria VH. De esa relación surgió la oportunidad de distribuir sus productos. El mecánico explica que «el distribuidor de Tafalla no les funcionaba muy bien y a mí me venía bien poder vender». Maquinaria VH tiene sus instalaciones en la localidad navarra de Gartziriain y fabrica maquinaria agrícola y de jardinería. Campos distribuye sus motoazadas, maquinas que se utilizan para realizar labores de huerta o jardín como abonar, sembrar o cavar.