AUG. 03 2015 CLÁSICA Pequeña gran orquesta Mikel CHAMIZO La 76. Quincena Musical no podía haber comenzado mejor su andadura, Pese a su formato reducido, la Mahler Chamber Orchestra tiene los recursos y la capacidad para sonar como una orquesta mucho mayor, algo que demostró en los tutti de la “Sinfonía Clásica” de Prokofiev, abordada por Honeck con energía y elegancia, pero sin el factor humorístico indisociable de la retórica de esta obra de 1917. En su dirección del “Concierto para piano núm.1” de Beethoven, Honeck puso en práctica ideas mucho más brillantes, incidiendo en la sonoridad de los instrumentos de viento y en el carácter de banda que tan bien sienta a los pasajes más marciales de este concierto festivo. El joven solista Till Fellner estuvo impecable cuando se movió en la simple corrección, pero en las dos o tres ocasiones en que se lanzó a experimentar logró efectos soberbios que nos hicieron lamentar que no tuviera esa disposición durante el resto del concierto. La velada finalizó con esa cumbre de la música occidental que es la “Sinfonía núm.41, Jupiter” de Mozart. Aquí Honeck exprimió al máximo esa flexibilidad estilística por la que es bien conocida la MCO, una orquesta de instrumentos modernos que ha sabido adoptar con maestría muchos de los recursos descubiertos por los conjuntos de música antigua. El resultado fue muy notable, aunque la idea de poner sordinas a los violines en el segundo movimiento fuera discutible y en el “Finale”, abordado de forma tan rítmica y acentuada, fuese difícil apreciar el delicado trabajo contrapuntístico que despliega Mozart.