AUG. 07 2015 Robe «Extremoduro» vuela veraniego y sinfónico Robe Iniesta, vocalista y guitarra de Extremoduro, se presenta en este nuevo proyecto como Robe, quien da vida al poético «Lo que aletea en nuestras cabezas», cedé y, desde hace unos días, también vinilo. BILBO A la inspiración no hay que tentarla, es mejor dejar que se esconda si necesita agazaparse y que suelte sus músculos una vez tomado aire y esbozado una historia que desarrollar. Así funciona Robe, ausente si no es el tiempo ni la estación adecuada, para volver cuando la agitación interior lo necesita, sea tiempo de cerezas o de castañas. «Las canciones llegaron desnudas al local de ensayo y allí las vestimos entre los seis», en el estío de Plasencia y en 2013. «Como no teníamos ni idea de cómo queríamos que fuera el resultado final, buscamos los arreglos con la libertad que da la ignorancia. Y como, además, el resultado final nos importaba un carajo (porque, en realidad, lo que pretendíamos era divertirnos), dimos con ellos como sin querer, como si no quisiéramos. Como si solo concediéramos». Al concluir los días largos, Robe se mete al estudio MuxikOn de Muxika y entre el sexteto y la ayuda de Iñigo Etxebarrieta “Pitu”, Álvaro Rodríguez Barroso y David Lerman, muy presente en el disco con su trabajo de vientos (saxo y clarinete), materializan «Lo que aletea en nuestras cabezas», que se edita bajo el nombre de Robe y en Dromedario Records. Al álbum llega marcado por las letras pegadas a la retina de lo que parece un amor imposible, ella. La poesía, sin palabras ni sinónimos rebuscados, como suele ser habitual en su escritura, se base en el ingenio e inspiración para encontrar metáforas o expresiones llanas, pero escritas como solo él es capaz de ordenar y quebrar. Es poesía que describe situaciones emocioanles con palabras de atardecer, de cada noche incompleta. Robe es próximo, extrañamente natural para el mayestático efecto de sus frases, que nunca adviertes por dónde van a escaparse de lo habitual, de lo esperado. Musicalmente no es un disco de Extremoduro pasado por el gotelé. El estilo vocal y ciertas cadencias no son ajenas a Extremoduro o a Robe, pero las guitarras, los ritmos y los arreglos son muy diferentes. En “Lo que aletea en nuestras cabezas” el violín, el saxo y el clarinete son los instrumentos que más tiñen la acuarela de cada canción. Se le intuye sinfónico, a veces como si hubiese músicos de conservatorio con todo su repertorio de recursos entregados al rock. Si el protagonista de la portada es un pájaro, un alcaudón, y por dentro vuelve a trinar, no falta en este disco una relación con las sinfonías que montan los de las plumas en sus ramas de vida, amores y muerte callada. En total, cerca de 45 minutos ensoñados con mucho talento, mucho. BÚSQUEDA«Yo intento ante todo ser original. Hay un exceso grande de imitación en todo, en la música, en el cine, en la televisión... y eso es un problema de educación. ¿Qué pasa con la creación en el mundo? En la educación debiera haber una asignatura llamada creación, por supuesto sin libros», sentencia Robe.