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Donde dijo sala de cine...


D onde Martin Scorsese dijo “sala de cine”, dice “pantalla de móvil”. O de tablet. O de televisor. Las formas que adopta el VOD (es decir, el videoclub online) son ilimitadas. El poder de su propia industria, también. Gracias al boom (y burbuja) de las series que estamos viviendo actualmente, empresas como Netflix, Amazon o HBO han construido un imperio al cual la “pequeña pantalla” se le está quedando precisamente muy pequeña.

El asalto a lo que antes era patrimonio exclusivo de las salas de cine era cuestión de tiempo y, de hecho, ya lo estamos viviendo. Certámenes como Cannes o Venecia han abierto las puertas de sus secciones oficiales a producciones de dichas compañías. Otro ejemplo: la gran vencedora de la última edición del festival de Sundance fue comprada por Netflix y directamente estrenada en su catálogo, sin el paso previo de las salas comerciales que, hasta no hace tanto, se veía como un sine qua non para llegar al hogar.

El título de dicho film es, por cierto, “Ya no me siento a gusto en este mundo”. Esto debió pensar Martin Scorsese cuando la Paramount le negó financiación para su nuevo proyecto, “The Irishman”. Dicho escenario se arregló con Netflix ofreciendo 120 millones de dólares. Y ya no se dijo más. Scorsese, gran valedor del circuito de exhibición tradicional, se fue directamente al smart- phone. Y la sala de cine, se quedó más sola.