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C’EST LA VIE!

Toledano y Nakache le dan a la comedia coral


Las protestas de la crítica más fundamentalista cada vez que en un festival internacional de cine se programa una comedia dentro de su sección oficial me resultan tediosas, y en Donostia se volvió a repetir esta lamentable historia a cuenta de la nueva divertida realización de Éric Toledano y Olivier Nakache, unapareja de realizadores que domina el género con estilo y sensbilidad para el retrato social y costumbrista, pero a los que no se les perdona el contar con el beneplácito de un gran público que aguarda sus estrenos con vivo y justificado interés. Supongo que las quejas volverán a reproducirse por la nominación al Goya de Mejor Película Europea.

Tampoco parece ablandar al aburrido sector abonado al drama, cuanto más oscuro mejor, la presencia estelar del genial Jean-Pierre Bacri, quien además de liderar el reparto coral con su maestría habitual, ha colaborado con Toledano y Nakache en la escritura de los diálogos y la parte del guion abierta a la improvisación, tan necesaria en una narración que condensa el tiempo real de una jornada de boda en dos horas que más que un resumen, parecen parte de un retransmisión en directo.

El éxito mundial de “Intocable” (2011) les empujó a insistir en la comedia social con pareja interracial en “Samba” (2014), pero “La sense de la fête” supone un regreso a la fresca y espontánea coralidad de “Aquellos días felices” (2006), cambiando los elementos autobiográficos del campamento por los de una celebración nupcial, siempre más comunes para todos.

Salvando las distancias, se podría decir que “La sense de la fête” es la versión francófona del clásico de Robert Altman “Un día de boda” (1978), claro que trasladando la ambientación a un castillo del siglo XVII, lo que da una idea de en qué se ha convertido el patrimonio cultural del viejo continente, como escenario de banquetes de bodas.