JAN. 30 2019 CRÍTICA «The Old Man and the Gun» La última bala Koldo LANDALUZE Cuando un actor del calibre de Robert Redford anuncia su última interpretación, lo que se asoma de la pantalla va más allá de un mero trámite cinematográfico porque las secuencias que componen dicha despedida fílmica permiten al espectador apurar al máximo cada uno de sus fotográmas, como si quisiéramos prolongar un poco más un adiós inevitable. Consciente de lo que tenía entre manos, el cineasta David Lowery ha compuesto un epílogo interpretativo acorde al protagonista y ha optado por la siempre saludable opción del thriller crepuscular. “The Old Man and the Gun” es un trabajo muy bien elaborado, elegante, inteligente y divertido, cortado a la medida de un Redford que incluso cuando no aparece en las escenas, es capaz de hacer que sintamos su presencia invisible. No en vano, en el anterior trabajo de Lowery se demostró muy aplicado a la hora de filmar una crónica de entes no presentes en la excelente “A ghost story”. A modo de ejemplo, podría ser destacada la secuencia silente que protagoniza Sissy Spacek y que es interrumpida por el pitido de una tetera o los tramos en los que el cine adquiere esa dimensión de homenaje cada vez que asoman fragmentos de filmes como “Carretera asfaltada en dos direcciones” del gran Monte Hellman o la recordada “La jauría humana” en la que apareció un por entonces desconocido Robert Redford. Hay un buen puñado de pequeños detalles que hacen de esta película-epílogo un buen resumen de lo que ha sido Redford a lo largo de su carrera y su apuesta por el cine independiente y no resulta nada complicado imaginárnoslo en la otoñal piel del atracador de bancos al que aporta su incontestable personalidad. La propia presencia de Sissy Spacek refuerza cada una de las intenciones de este notable trabajo que va más allá de su vertiente de filme homenaje, y se revela como un sólido thriller cargado de encanto y melancolía.