JUL. 22 2019 CRÍTICA «Entendiendo a Ingmar Bergman» Yo soy más bergmaniano que tú Mikel INSAUSTI La vida da muchas vueltas y la cinefilia suele ser cambiante y caprichosa, así que en todos estos años la cotización de la obra de Bergman ha ido fluctuando. Con el advenimiento del nuevo milenio se empezó a decir que su cine se había quedado anticuado, e incluso su otrora ponderado estudio de la sique femenina ha sido objeto de revisión y tildado de machista. Pero todo esto ha dado un nuevo giro con la celebración del centenario de su nacimiento en Upsala el pasado 2018, cuando dos documentales entraron en directa competencia. Por un lado estaba “Bergman, su gran año” (2018) de la sueca Jane Magnusson, que incidía en 1957 como el momento de inflexión en la filmografía del maestro. Y de otro, “Entendiendo a Ingmar Bergman” (2018) de la alemana Margarethe Von Trotta, que también toma como punto de partida “El séptimo sello” (1957), aunque para recordar que la autora del documental vio la película en París a principios de los años 60, siendo la que le hizo convertirse en directora. Mi consejo para no perderse en interpretaciones subjetivas a la hora de conocer a Bergman en profundidad es, además de repasarse todas sus películas, leer su autobiografía “La linterna mágica” (1988). Con eso ya estamos más que preparados para enfrentarnos al documental liderado por Margarethe Von Trotta delante y detrás de la cámara, que puede llegar a parecer una disputa entre bergmanianos por ver cuál es el más auténtico, o cual no pasa de ser un advenedizo de última hora. O es cosa mía, o en la conversación entre la actriz Liz Ulmann y la cineasta Margarethe Von Trotta, de la que el propio Bergman destacó su película “Las hermanas alemanas” (1981), se advierten celos por situarse más cerca de la memoria del genio evocado. Menos mal que las declaraciones de Daniel Bergman, que habla del personaje como padre, sirven para recordar que fue un ser humano lleno de defectos y de egoismos.