APR. 10 2020 PELÍCULAS PARA UNA CUARENTENA La niñez como territorio mágico Mikel INSAUSTI Por más que la obra del maestro Miyazaki sea reverenciada en su conjunto, al igual que toda la producción del estudio Ghibli, “Mi vecino Totoro” (1988) ha quedado como el gran punto de referencia inicial y forma parte ya de la historia selecta del cine, siendo muchas las listas en las que figura en primer lugar del cine animado infantil de todos los tiempos. Era el cuarto largometraje de la compañía japonesa de animación, y lo mismo que Micky Mouse es el símbolo de Disney, el personaje de Totoro es el que le sirve de logotipo a Ghibli. Miyazaki hace un canto a la inocencia de la niñez, en cuanto fuente de un rico e inagotable imaginario plasmado a modo de territorio mágico poblado por criaturas fantásticas salidas de lo más profundo del bosque, para sombro de un par de niñas de ciudad. Secuencias únicas como la de la parada del autobús bajo la lluvia de la que el gran Totoro se resguarda con una minúscula hoja sobre su cabeza, hasta que la niña le presta su paraguas, nos revelan lo esencial.