AUG. 21 2024 Bruselas reduce en un 1,3% el arancel máximo para coches eléctricos chinos La Comisión Europea ajustó ayer ligeramente a la baja su propuesta para imponer aranceles a la importación de vehículos eléctricos chinos, al entender que los fabricantes de ese país reciben ayudas del Gobierno de Pekín para competir de forma «desleal». La tasa máxima pasa del 37,6% al 36,3%, que se suma al 10% de gravamen general a la importanción de estos vehículos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Philipp VON DITFURTH | DPA) GARA BRUSELAS La Comisión Europea anunció ayer un ajuste a la baja de los aranceles provisionales a los automóviles de batería eléctrica importados desde China, una medida que Bruselas decidió adoptar tras concluir que los fabricantes de es país gozan de una ventaja «desleal» por los subsidios que reciben del Gobierno de Pekín. En el marco de las conclusiones de la investigación sobre las subvenciones anticompetitivas de China, el Ejecutivo comunitario ha revisado a la baja sus aranceles, una vez tiene en su mano una idea más clara de las ayudas de las que goza el sector automovilístico del gigante asiático. Siguiendo el proceso para comunicar a las partes afectadas el alcance de las medidas, Bruselas ha confirmado que el gravamen a la firma BYD será del 17%, del 19,3% a Geely, y del 36,3% a SAIC, cuando el máximo previsto anteriormente era del 37,6%. En todos estos casos, varias décimas por debajo de los primeros anuncios que hizo. Otros fabricantes que han cooperado con los servicios comunitarios durante la investigación afrontarán un arancel del 21,3%, tres décimas más que en la primera propuesta, mientras que el resto que no ha colaborado estarán sometidos al porcentaje más alto de 36,3%. Estos derechos se sumarán al 10% que la Unión Europea ya percibe de manera general de las importaciones de vehículos eléctricos de batería. A TESLA, UN 9% Como novedad, Bruselas ha anunciado que fijará un arancel extra del 9% a la empresa estadounidense Tesla por su producción en China, después de completar un examen específico que la compañía de Elon Musk solicitó en el marco del proceso de investigación. En su caso, el gravamen más bajo que el aplicado a firmas chinas se debe a que Tesla cuenta con una estructura empresarial más sencilla en China y no se autofinancia, como sí sucede con otras empresas del sector que se benefician de ventajas que conceden las autoridades del país. En el caso de ‘joint ventures’ entre fabricantes europeos y chinos se aplicará el arancel previsto para las empresas asiáticas a las que estén vinculadas. Los aranceles entraron en vigor en julio, pero sólo se recaudarán si la UE decide hacerlos definitivos cuatro meses después de establecer los provisionales. Bruselas ha fijado como fecha límite el 30 de octubre, por lo que, si reciben luz verde de la Comisión Europea y los Estados miembro, los aranceles entrarán en vigor al día siguiente por un periodo de cinco años. Mientras, el Ejecutivo europeo mantiene contactos con Pekín para trabajar en una alternativa a la aplicación de los aranceles comerciales. Desde Bruselas insisten en que está en manos de China poner sobre la mesa una solución que permita resolver el problema comercial de la misma forma que haría el gravamen que proponen los servicios comunitarios. Los servicios comunitarios activaron la vigilancia de las importaciones chinas tras las entradas «masivas» de casi 200.000 vehículos entre octubre de 2023 y enero de 2024, lo que representaba un incremento del 14% en comparación con el período equivalente entre octubre de 2022 y enero de 2023. DISCREPANCIAS La respuesta comunitaria genera dudas entre algunos países de la UE, como Alemania o Suecia, que temen las consecuencias de una guerra comercial con el gigante asiático, pero es vista con buenos ojos por otros como los estados español y francés. SUBSIDIOS La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, criticó en su momento que las ayudas del Gobierno chino permiten a sus empresas inundar los mercados globales «con vehículos eléctricos más baratos», a un precio que «se mantiene artificialmente bajo gracias a los enormes subsidios estatales».