Oportunismo en celofán

Se termina el tiempo de las especulaciones tautológicas y entramos en el espacio temporal donde funciona a tope el centrifugador de la ridiculez. Todo va del negro al blanco, pasando por el azul, el naranja y los tonos otoñales que deja abiertas todas las puertas para que el oportunismo envuelto en celofán arrugado se coloque en el árbol funcional de la esperanza adormecida. En el cielo hay demasiadas estrellas que viajan en direcciones encontradas. Haría falta un congreso de tarotistas políticos para encontrar qué significa cada estratocúmulo que va guiando a los pastores reunidos porque parece que se ha perdido alguna oveja y probablemente hasta los perros que las protegían.

Mirar sin filtro la foto de la cuadrilla parlamentaría de Feijóo, Gamarra, Tellado, Bendodo, Sémper, González, Montserrat y algunas sombras desdibujadas en la nebulosa es una incitación a la elipsis absorbente que puede sintetizar la posibilidad de que forman una banda que busca la supervivencia en la basura ideológica, la huida de la realidad hasta parecer que viven suspendidos en el pozo de la ignominia y que solamente esperan inquietos que los que les mandan decidan no cambiar de cuadriga.

Y mientras tanto, el Ejército israelí sigue bombardeando de manera inmisericorde, su plan de exterminio se mantiene en plena expansión, nadie les presta atención, han logrado que las decenas de muertos diarios que causan sus acciones se omitan de manera cómplice y vergonzante. Biden le está dejando a su sucesor una situación internacional muy difícil de recomponer.