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Los «monstruos» de Joan Fontcuberta se adueñan de Artegunea

La obra siempre provocativa, sorprendente y reflexiva de Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) se ha adueñado de las salas de Artegunea (Tabakalera). “Monstrorum historia” abre hoy sus puertas y se podrá ver hasta el 29 de junio. ¿Cuánto hay de verdad y de ilusión?, es la pregunta que se hace el espectador al ver la muestra. Comisariada por Sonia Berger, aglutina cuatro proyectos, dos correspondientes a la década de los 80 y dos actuales.

La muestra de Joan Fontcuberta se puede visitar hasta junio. (Gorka RUBIO | FOKU)

El espectador tiene la oportunidad de ver el trabajo realizado tanto en la era analógica como en la digital, así como por medio de la utilización de la Inteligencia Artificial.

Artegunea se convierte de la mano de Fontcuberta en un gabinete de ciencias naturales. A cada paso, el visitante mira entre admirado y extrañado el sinfín de rarezas biológicas, especímenes y excentricidades de la naturaleza. Berger ha escogido cuatro series fotográficas que despliegan narrativas alrededor del mundo natural (botánica, zoología, paleontología). La muestra ocupa las dos plantas de la sala Kutxa Fundazioa Artegunea, desplegando cuatro series temáticas: “Fauna”, “Herbarium”, “What Darwin Missed” y “Dinosaur”.

La exposición toma su título de la obra del naturalista italiano Ulisse Aldrovandi (1522-1605), publicada póstumamente en 1642. Los “monstruos” de Fontcuberta remiten a lo singular. «¿Qué es lo normal? Lo otro, lo distinto, por qué lo rechazamos?», se pregunta el artista.

El artista confesó que la “marca de la casa” es reordenar la naturaleza. «Fotografiar la naturaleza para llegar a la naturaleza de la fotografía». Esta es la motivación que le impulsa en el proceso creativo. Aludió a la cada vez mayor presencia de la imagen en nuestro día a día. «La imagen no es solamente una vía de comunicación, el lenguaje crea la realidad. Vivimos en una realidad de imágenes, tan importante como la propia realidad. No sé si asistimos a la muerte o a la resurrección de la fotografía», subrayó. A través de su creación, ofrece un kit de supervivencia, «una propuesta de qué hacer cuando las imágenes nos apabullan».

CUATRO EJES

Cuatro son los ejes de la producción artística de Fontcuberta: naturaleza, tecnología, fotografía y verdad. La serie “Fauna” (1985-89) es el resultado de un hallazgo espectacular: el increíble archivo del naturalista Peter Ameisenhauhen, que Joan Fontcuberta y Pere Formiguera descubrieron en Escocia. El material recopilado incluye fotografías, dibujos de campo, mapas, notas manuscritas, registros sonoros y animales disecados.

En la serie “What Darwin Missed” (2023-24) Fontcuberta hace referencia al autor de “El origen de las especies”. Durante la famosa expedición del Beagle, Darwin recaló en las Islas Galápagos en 1835 y allí empezó a recoger muestras de corales que le ayudarían a formular sus teorías. Casi dos siglos después, Fontcuberta el artista regresó al lugar para fotografiar corales que se le pasaron por alto a Darwin.

Por su parte, “Herbarium” (1982-85), constituye un atlas de especímenes vegetales con formas sorprendentemente excéntricas, que rinden tributo a la obra de Karl Blossfeldt, una de las grandes figuras de la Nueva Objetividad alemana en el período de las vanguardias históricas de entreguerras. En contraposición, la serie “eHerbarium” (2023-24), en la que las imágenes clásicas de Herbarium son rehechas mediante sistemas algorítmicos de visualización generativa, de modo que el imaginario natural aparece implementado por la especulación tecnológica.

Fontcuberta pone el contrapeso a estos proyectos de documentación científica, con “HeghDI' vem ghaH, tu'lu' Dinosaur” (2021-23), una delirante historia de ciencia-ficción vinculada a la saga de Star Trek. Al principio los dinosaurios eran los animales de compañía de los klingon, raza que disputaba a los humanos el dominio de las galaxias. Para acabar con sus enemigos, los klingon modificaron genéticamente a los dinosaurios para convertirlos en armas de destrucción y los enviaron a la Tierra. Pero para desactivar tal plan, otros enemigos suyos, los romulanos, dispararon un meteorito que exterminó a los dinosaurios.