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AZKEN PUNTUA

Hábil


Cuando en abril de 2013 Marine Le Pen reclamaba la inhabilitación para cargo público de por vida para aquellos condenados por corrupción y fraude fiscal, añadía a la lista a los condenados por favoritismo, por desvío de fondos públicos o por crear empleos ficticios. Una docena de años después, condenada por malversación a cuatro años de cárcel que deberá cumplir en casa, a cien mil euros de multa y a una pena de inelegibilidad de cinco años, habla ahora de parcialidad judicial, de ataque a la democracia y de persecución política hasta el punto de compararse con el finiquitado opositor ruso Alekséi Navalni y hasta con el propio Martin Luther King en una línea argumental surrealista digna de esos guiones de serie B en los que los momentos solemnes parecen chistes.

Pero sucede ahora que nada de lo que está ocurriendo es gracioso, porque las miles de personas congregadas ayer en París en apoyo a la ultraderecha vienen a recordar que la verdad no tiene influencia alguna en el populismo, monstruo que engorda alimentándose de presuntas vejaciones y victimismos. Le Pen será inhábil para presentarse en las presidenciales de 2027, pero su formación, con una puesta en escena de lo más hábil y con un 33% de intención de voto en los sondeos, está hoy más que nunca habilitada para asaltar el Elíseo.