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GAURKOA

Un nuevo liderazgo acorde al mandato popular


En EH Bildu tenemos muy claro que hemos venido a la política para solucionar los problemas de la ciudadanía a través de acuerdos entre diferentes. Cuando EH Bildu está en acuerdos el bienestar de la ciudadanía mejora». Eso fue lo que dijimos el 15 de julio del 2024, cuando EH Bildu acordó con el PNV y el PSE el informe de las conclusiones de la ponencia de la reforma fiscal en la comisión de Hacienda de las Juntas Generales de Gipuzkoa.

En ese acuerdo se definieron las bases para profundizar en una reforma fiscal justa y progresiva. EH Bildu aceptó aquel acuerdo como base, ya que incluía elementos determinantes para definir una política fiscal adecuada, y se quedó a la espera de que el Gobierno foral de Gipuzkoa presentara la correspondiente modificación de la norma foral.

El PSE-EE de Gipuzkoa mostró su satisfacción por el acuerdo, afirmando que se habían cumplido «todas las expectativas», y que la parte socialista del Gobierno foral abogaba por un sistema tributario «más progresivo, justo y equitativo». La parte jeltzale se limitó a calificar como «relevante el consenso alcanzado», sin entrar a valorar el contenido del informe. Me atrevería a decir que el PNV no estaba demasiado cómodo en ese acuerdo, y que se sembró la semilla de la duda interna en el partido. Incluso me atrevería a decir que el PP decidió en ese momento prestarse a apoyar el presupuesto foral del 2025, al ver que EH Bildu ocupaba la centralidad en la política guipuzcoana.

El proyecto de norma foral presentado a finales del 2024 fue el resultado de la falta de coherencia y visión de los dos partidos que conforman el Gobierno foral. El PNV y el PSE se han olvidado de los principios recogidos en el informe de la ponencia, tanto a la hora de convertir aquel acuerdo en norma foral, como en el proceso hasta llegar a su aprobación. Han decidido recorrer el camino más fácil en vez de trazar un recorrido ambicioso coherente con el acuerdo del pasado julio, un acuerdo que representaba a la inmensa mayoría de la ciudadanía en las cuatro cámaras forales de Hego Euskal Herria. Les da igual ir hacia un lado o hacia el otro. Y lo grave es que el proyecto de norma foral es un ejemplo extrapolable de que andan sin rumbo. Aceptaron al PP como socio para investir a Eider Mendoza, y también aceptaron el apoyo de los populares para aprobar el presupuesto foral de este año.

Han reconocido abiertamente que este ajuste fiscal va a suponer una merma en la recaudación, a la espera de que la mesa del pacto vasco de salud indique el camino para que Osakidetza vuelva a ser lo que fue, y al tiempo que el Gobierno Vasco anuncia que será necesario endeudarse para afrontar las políticas de reindustrialización. Han decidido perder la oportunidad de ofrecer un marco estable, que dé certidumbre y seguridad a las empresas a medio-largo plazo. Los recortes de impuestos no generan más inversión en innovación, se limitan a afectar a la distribución de la riqueza sin apostar por el arraigo empresarial.

Gipuzkoa ha tenido un tejido industrial competitivo, pero en estos momentos vemos indicios de que puede perder esa posición. Se puede afirmar que la preocupación es compartida, basándonos en lo que dijo Ane Insausti -hasta hace poco la diputada de Promoción Económica- en las Juntas Generales el 5 de marzo: «La incertidumbre y la inestabilidad es cada vez mayor, no vivimos en una isla y lo que ocurre fuera nos afecta. Pero actuando con valentía, humildad y ambición, el futuro de Gipuzkoa será próspero». Es cuanto menos curioso que, en menos de tres semanas después de dicha afirmación, haya dejado el cargo para iniciar una nueva andadura en el sector privado en el extranjero.

En conversaciones privadas que desde EH Bildu hemos mantenido con agentes económicos se ha insistido en la necesidad de reaccionar rápidamente y de articular liderazgo público. En estos tiempos en los que la competitividad de Gipuzkoa parece estar totalmente condicionada al cada vez más inviable enlace del TAV en Ezkio, hace falta cambiar el modelo de gobernanza para superar la parálisis. Hace falta reaccionar cuanto antes para garantizar que el territorio avance. EH Bildu está preparada a asumir el liderazgo para que Gipuzkoa sea vanguardia a la hora de responder a los retos del futuro.

Más allá de nuestra disposición, la mayoría de la ciudadanía guipuzcoana ha ratificado reiteradamente su confianza en EH Bildu. En las elecciones forales de 2023 EH Bildu fue la primera fuerza, con una diferencia de 15.000 votos respecto a la segunda fuerza. Y después de que el PNV y el PSE negociaran el apoyo del PP para investir a Mendoza, en las elecciones a las Cortes Generales de España, EH Bildu duplicó la diferencia; sacando 30.000 votos al PSE y 32.000 al PNV. No vamos a renunciar al mandato de la ciudadanía, asumimos el liderazgo político para gobernar. El Gobierno foral que se encuentra en parálisis, obcecado en la minoría y que está limitando la ambición de Gipuzkoa, no tiene futuro, su obsolescencia está programada.