JUL. 24 2025 KOLABORAZIOA Muera de España el Gobierno, y, para el rey, un cuerno Luis PUENTE GONZÁLEZ Las frases más rotundas no suelen ser fruto de profundas reflexiones de sesudos filósofos, sino de autores anónimos populares. ¿Quién se atrevería a decir que la que preside este escrito tiene algo que envidiar al simplón «pienso, luego existo» cartesiano? ¿Acaso no existe el gusano que no piensa? En cambio, a nadie le queda duda de que la expresión del título manifiesta de manera tajante y contundente el odio a las autoridades referidas. Pues sí: esa expresión figuraba en pasquines esparcidos por las calles de Madrid un tórrido día de agosto de 1693, según informaba por carta el embajador bávaro a su señor, Maximiliano II. Un par de notas sobre el contexto. El reinado de Carlos II estaba en sus últimos años. Duros años en los que los empobrecidos ciudadanos veían que se invertía el dinero, que no se tenía, en corrupción y en hacer frente a las tropas del insaciable Luis XIV de Francia, que atacaba las posesiones de España al norte de los Pirineos e, incluso, entraba hasta la Cataluña del sur. Era la manera que tenía el francés de extender sus fronteras y, sobre todo, de recordar al enfermizo e infértil Carlos II que debía ir preparando un testamento que diera fin a la dinastía de los Austrias y abriera las puertas de Madrid a algún Borbón de su familia. Y los mencionados pasquines eran consecuencia del hartazgo de los madrileños, que veían que tanto derroche de vidas y de dinero en picas, en pólvora y en corrupción solo servía para perder todos los enfrentamientos con Francia y para empobrecerse. No estamos los actuales súbditos del reino tan enfadados con el gobierno madrileño, quizás sí más con el emérito de los cuernos. Pero sí es verdad que la primera mitad del título se oye en las manifestaciones, en las tertulias y en el Congreso, aunque algunos cambien la eme de «muera» por una efe, solo para ser políticamente correctos. Ahora, la idea ha llegado a los oídos del PNV, en forma de llamada telefónica del PP, no exactamente para pedirle sus votos para una posible moción de censura, pero sí para... pedirle sus votos. ¿Y qué han respondido los jeltzales? Han hecho un rápido recuento de las veces que el PP les ha llamado traidores, cómplices, filoterroristas, robapalacios parisinos y hablantes de un dialecto que espanta a respetables madres de la patria (española, claro). Y tú pensarás que la respuesta fue negativa. Pues no: contestaron que se lo iban a pensar hasta que el día 9 oigan a Sánchez en el Congreso las explicaciones sobre esos eurillos que nadie conoce adónde han ido, y que las malas lenguas califican de corruptela. Ya sabemos que la corrupción es cosa del poder. Y que en esta democracia nadie puede acceder al poder si no es de derechas y, por tanto, amante de la pela. Pero en esta vida todo lo bueno y todo lo malo tienen grados. Si te obligan a elegir entre vivir en una temperatura de treinta y cinco grados o en una de cuarenta y cinco, seguramente te quedarás con la más baja en grados. Si he de escoger entre un corrupto PP de derechas y un corrupto PSOE derechoso, opto por el segundo, porque el corrupto PP se corrompe mucho mejor que el corrupto PSOE. De hecho, en los últimos ocho años no ha habido ni jueces ni UCO capaces de averiguar quién es «M. Rajoy». Por ello, me resulta extraño que el PNV haya dado la impresión de estar dispuesto a olvidar los insultos, desplantes y agravios recibidos del PP, algunos de los cuales no han ido destinados a los dirigentes políticos del PNV, sino a elementos sustanciales del pueblo vasco. Naturalmente, la pela es la pela, y un plato es un plato (¡oh, sabio M. Rajoy!). En ambas igualdades están de acuerdo el PP y el PNV. Pero no están de acuerdo, o no deberían estarlo, a la hora de valorar la importancia del euskara o del derecho de un pueblo a decidir. Y el valor de esos bienes no se puede expresar en pelas. Es cierto que con el PSOE en ambos casos solo se puede dar un pequeño paso adelante cada medio siglo. Pero con la ultraderecha y su compañera, la ultraultraderecha se dan pasos atrás cada dos días. Y además: son asquerosamente ineducados, porque cada vez que se les quita el bozal, insultan. Ya sabemos que la corrupción es cosa del poder. Y que en esta democracia nadie puede acceder al poder si no es de derechas y, por tanto, amante de la pela. Pero en esta vida todo lo bueno y todo lo malo tienen grados