SEP. 13 2025 AZKEN PUNTUA Carta abierta a Spotify LA FURIA Musikaria {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} No me gustas. Yo a ti tampoco. Sin embargo, puse en ti lo que tenía y tú me prometiste lo que no ibas a cumplir. Me regalabas los oídos con maneras de galán mediocre y frases de libro de autoayuda para pijas que odian leer. Me desprecias como desprecias a todas las demás. Pero estuvimos allí creyendo en la falacia que tú y los que son como tú utilizan para paralizarnos. «Sin mí no eres nada». Lo mismo de siempre. Te gusta ponernos a competir y pelear por tu mirada. Nuestro miedo al ostracismo y algo de vanidad han ido tan lejos que se nos ha caído en la frente una gota de sangre. Porque a ti te gusta el dinero y no te importa la sangre. A mí me gusta la música, el tiempo de la música, la portada del disco. Me gustan las tiendas de discos y las salas de conciertos, espero que quede alguna este próximo otoño. A mi me gustan los pueblos libres, a ti te gustan las armas. Te gusta invertir el dinero que robas a las artistas en empresas que fabrican armas que venden al Estado genocida de Israel con las que están aniquilando a un pueblo entero. Odias la vida igual que odias la música. Nos quieres hacer creer (y has convencido a otros para que nos lo recuerden) que nuestra partida no es relevante. Sin embargo, hemos aprendido algo de las luchas. Sabemos de comunidad y de arrojo. Veníamos magulladas de casa, qué coño te creías. Me esfuerzo por no caer en el desasosiego recordando que los oligarcas, los patrones, los maridos como tú se alimentan del miedo y vuelvo a creer en los puños levantados, en los olivos, en las barricadas y en la justicia en las manos que no tienen nada. Y creo en mis compañeras, aunque a algunas les gritaría en la cara por seguir en un rincón de tu casa y sentirlas cómplices del desastre. Me despido, ojalá no te vaya bonito. No mereces ni esta carta, pero mi amiga Zabaleta dijo que la escribiera y ella se merece todo. Te dejo sonando una canción de Paquita, “Rata de dos patas”, tampoco te la mereces, pero ya sabes que a mí sí me gusta la música. Pd. Gora Palestina askatuta.