SEP. 30 2025 EDITORIALA El salario mínimo propio emerge como prioridad {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} Los sindicatos ELA, LAB, Steilas, ESK, Etxalde e Hiru registraron ayer en el Consejo Vasco de Relaciones Laborales (CRL) una solicitud de conciliación con la que pretenden que la patronal rompa el veto que mantiene a negociar un salario mínimo interprofesional propio. Los representantes sindicales también invitaron al Ejecutivo de Lakua a que medie para encauzar la negociación con Confebask, opción que desde el departamento de Economía se rechazó; apuestan, dijeron, por el diálogo, pero rechazan actuar de mediadores. Una actitud que en la práctica equivale a aceptar el veto de la patronal y a congelar cualquier movimiento encaminado a establecer un SMI propio. Paralelamente, los sindicatos han impulsado una iniciativa legislativa popular (ILP) con el objeto de modificar el Estatuto de los Trabajadores para que los Gobiernos de la CAV y Nafarroa puedan fijar un salario mínimo por encima del estatal. Otro camino para establecer un salario mínimo e ir configurando un espacio propio de relaciones laborales. En apenas tres meses han recogido las 140.000 firmas necesarias para presentarla en Gasteiz. La rapidez de la colecta indica claramente que la demanda de un salario propio cuenta con un amplio respaldo de la clase trabajadora, aunque beneficia principalmente a los trabajadores con sueldos más bajos, ya que apenas suele tener efecto a medida que se sube en la escala salarial. Un apoyo que dibuja una poderosa muestra de solidaridad con las y los trabajadores precarios y de compromiso en la construcción de una sociedad más justa. La apuesta sindical es potente y decidida. La semana pasada, el coordinador general del sindicato LAB señaló que la consecución de un salario mínimo propio será una prioridad para los próximos meses. Frente al impulso y al dinamismo sindical, la posición de la patronal vasca, enrocada en el no, aparece cada vez más débil y retrógrada. Alineada con intereses particulares que nada tienen que ver ni con los retos del país ni con el fortalecimiento del tejido económico ni con el reparto de la riqueza y la construcción de una sociedad más justa, Confebask solo aspira a retrasar lo inevitable.