OCT. 06 2025 AZKEN PUNTUA Habitar Iñaki LEKUONA Profesor {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} Etxea, la casa vasca, representa la manera de habitar este territorio de montañas, de bosques y de prados en los últimos siglos. Así lo explica un ensayo publicado por Lauburu hace ahora cinco años, dos antes de que el millonario ultraconservador Pierre-Édouard Stérin se comprara una en Donibane Lohizune, al borde del océano. Por esta villa de estilo neovasco, el también mayor accionista del club de rugby biarrota pagó entonces apenas seis millones de euros. Tres años después, el precio de venta llega a los dieciséis, un insulto especulativo que este fin de semana ha sido denunciado públicamente en una ciudad en la que más del 40% de las viviendas son residencias secundarias. Stérin, conocido por financiar iniciativas para «servir y salvar a Francia» como la remigración, se defiende argumentando que se ha dejado un dineral en reformas y que apenas saca ingresos de la venta. No hay duda de que su situación precaria nos emociona. Por ello, qué mejor en su situación que remigrar y volver a allí de donde nunca debió salir y guardarse para sí sus millones y sus ideas ultraliberales, tradicionalistas e identitarias. Pero aquí, o se toman medidas para frenar la especulación inmobiliaria, o nuestras hijas estarán condenadas a abandonar por privativo un territorio que ya no podrán habitar.