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La ONU lanza un plan de refrigeración para enfrentar el calor extremo

La ONU lanzó en el marco de la cumbre climática mundial de Belém, en Brasil, un plan de refrigeración sostenible para enfrentar el calor extremo con el que se podrían reducir las emisiones de gases contaminantes en un 64% para 2050. La presidencia brasileña presentó ayer un Instituto de Inteligencia Artificial para el Clima.

Entrada principal al recinto que alberga la cumbre COP30 en Belém, Brasil. (Mauro PIMENTEL | AFP)

El Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma) advirtió ayer que la demanda por refrigeración puede triplicarse en los próximos 25 años debido al aumento de la población y la riqueza, a olas de calor extremas más frecuentes y al incremento de los hogares de bajos ingresos. Según el documento, las olas de calor son los eventos climáticos más mortales, con cientos de miles de muertes cada año, especialmente en las zonas urbanas donde el efecto conocido como isla de calor' puede aumentar las temperaturas entre 5 y 10 grados.

Este fenómeno es ocasionado, entre otros, por la falta de vegetación, reemplazada por superficies que absorben y retienen calor como el asfalto y el hormigón, la falta de sombra y la liberación de calor que producen los vehículos y el aire acondicionado. Sin una acción urgente, apunta el informe presentado, más de 1.000 millones de personas podrían quedarse sin acceso adecuado a la refrigeración para 2050.

«La vulnerabilidad es mayor entre los grupos de bajos ingresos y alto riesgo que carecen de acceso a la refrigeración, a edificios resilientes y a espacios verdes urbanos», remarca.

UNA SOLUCIÓN SOSTENIBLE

La agencia de la ONU propuso una Ruta de Enfriamiento Sostenible, que ayude a refrigerar los espacios sin agravar la crisis climática. De acuerdo con la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, a medida que las olas de calor son más frecuentes y extremas, el acceso a la refrigeración debe considerarse como un servicio esencial. Sin embargo, alerta de que la crisis de calor no se puede resolver solo con aire acondicionado, pues elevaría costos, aumentaría las emisiones y pondría en riesgo la capa de ozono. Soluciones pasivas, energéticamente eficientes y basadas en la naturaleza como techos y espacios verdes, tecnologías de bajo consumo, a través de ventiladores y sistemas híbridos con aire acondicionado, ayudarán en esta tarea. Con su implementación se podrían reducir las emisiones en un 64%, evitar hasta 43 billones de dólares en costos energéticos y de infraestructura y mejorar el acceso a la refrigeración para 3.000 millones de personas.

La presidencia brasileña de la COP30 presentó ayer el Instituto de Inteligencia Artificial para el Clima, que servirá para capacitar a personas e instituciones en países en desarrollo sobre cómo aplicarla en acciones climáticas. El lunes, Brasil, Emiratos Árabes Unidos y la Fundación Gates anunciaron una inversión de 2.800 millones de dólares y el lanzamiento de un modelo de IA de código abierto para el sector, con el objetivo de formar a 100 millones de agricultores hasta 2028.



Al margen de la COP30, una favela de Belém contra el olvido de la Amazonía urbana

«El clima cambió mucho, hace un calor intenso desde las nueve de la mañana», señala Rosineide Santos, de 56 años, que llegó a la favela de Vila da Barca, en la amazónica Belém, hace dos décadas. A pocos minutos del centro de negociaciones, los vecinos de esta favela de palafitos, casas construidas sobre pilotes a la vera del río, luchan contra el olvido de las ciudades amazónicas. En Belém, capital del estado de Pará, más de la mitad vive en favelas. Fundada hace un siglo por pescadores y pegada a la zona más cara de la ciudad, en Vila da Barca viven unas 7.000 personas, la mayoría en la miseria. Gerson Bruno, líder comunitario de 35 años y presidente de la asociación de vecinos, se queja en declaraciones a AFP que «nadie habla de proteger a quienes vivimos en la Amazonía urbana, ni se discute cómo la crisis climática afecta a nuestros territorios más vulnerables». La falta de saneamiento básico agrava el impacto de la crisis climática en las periferias. En Vila da Barca, los vecinos se opusieron a un proyecto para construir una estación de bombeo dentro de la Vila para el tratamiento de cloacas de una zona rica de Belém, remodelada para la COP, sin beneficio para los palafitos. La movilización en el barrio y en redes sociales alentó un debate sobre lo que algunos consideran racismo ambiental: mientras los barrios pudientes de la ciudad recibían millones en infraestructura, la mayoría de vecinos de sus favelas seguía como siempre. Según Bruno, tras un comienzo «problemático», la presión vecinal logró el inicio de la construcción de una red de cloacas para los palafitos y la instalación de una red eficiente de agua, demanda histórica del barrio. GARA