«En Chile se está viviendo un momento culturalmente muy de derecha»

Entre tertulias de televisión y sus clases en la universidad, el politólogo y abogado Cristóbal Bellolio saca un tiempo para ser entrevistado por GARA. En conversación desde Santiago de Chile, explica el mapa político actual que llevará a su país a un triunfo conservador abrumador aunque, por la fragmentación, permitirán que la izquierdista Jeannette Jara sea la más votada, en un frente de nueve partidos que apoya el presidente saliente, Gabriel Boric.

Desde la coalición de Jara están satisfechos porque desde el centro a la izquierda la apoyan. ¿Eso incluye a la Democracia Cristiana (DC)?

La DC es un partido moribundo con influencia limitada, no es el mismo de los 90, el promedio de edad de su militancia es muy mayor, nunca tuvo una renovación ideológica ni de personas y tiene pocos legisladores en el Congreso. Les conviene sacarse la foto con Jara más que con el que salga detrás. La mayoría de las personas históricas de la DC están apoyando a Evelyn Matthei (UDI). La DC es una marca electoral de prestigio pero casi irrelevante. Lo que queda de ella va con Jara, que tiene un despliegue narrativo y coalición más socialdemócrata.

¿Hay algún partido de izquierdas que no apoye a Jara?

Ninguno. Están todos con ella. Hay un solo candidato de izquierda que se llama Eduarto Artés, que no tiene partido, va como independiente. Es una caricatura de la vieja izquierda, es mas bien material de ‘memes’ que acusa al PC de ser derechista y defiende el modelo de Corea del Norte. Sacará menos del 1%. Este ha sido el gran mérito de Jara: logró estos apoyos y fue capaz de consolidar después de las primarias esta coalición de 9 partidos, mas que los del gobierno de Boric, que son 7. Ella es la heredera del 30% de chilenos que fue fiel a este Gobierno, fue eficiente en abrochar a su favor esa base de apoyo. Su problema es que le cuesta crecer por encima de su techo. Lo mas probable es que ella vaya a segunda vuelta, sería muy raro que no sea la primera minoría.

Ha habido críticas internas en la campaña oficialista por la estrategia y se habla de cambios de personas de su equipo. ¿Esto es así?

El problema de la campaña de Jara es que pelea contra la corriente, los temas prioritarios para la gente hoy son la economía y el orden público, y que puedan ganarle en ese intercambio retórico a la derecha es difícil. Tienen que asumir que para la mayoría de los chilenos el Gobierno del Frente Amplio es un gobierno fracasado, que prometió muchas cosas que no cumplió. Para Jara ha sido difícil pasar de la fase territorial a ofrecer un proyecto de país. Ella logró mostrarse como una política que no era de la elite, como una nueva Bachelet. Ahora se está enfocando en temas mundanos, nada de ‘pañuelo verde’ (símbolo del derecho al aborto) ni usa lenguaje inclusivo, cuando en 2021 Boric era todo sobre eso, sobre lo identitario. El discurso de Jara está lejos de ser ‘woke’, es más nacional popular, casi un peronismo, y se han olvidado de las causas posmateriales.

Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario) ha crecido mucho y algunas encuestas lo dan segundo. ¿Es porque ha elegido una campaña al estilo Milei y Trump?

No está tan claro si saldrá segundo pero puede ser. Después del segundo proceso constituyente, José Antonio Kast (Partido Republicano) se dio cuenta de que tampoco le convenía la guerra cultural, el Kast de 2021 pedía eliminar el Ministerio de Igualdad, los derechos de diversidad sexual, etc. Ahora abdicó de eso porque entendió que el reto que tiene es bajar el rechazo en las mujeres, el 70% votó en su contra. Kast lo entendió y ahora presentó un mensaje moderado, no en otras cosas como contra los mapuches o la migración pero en otras sí. Quiere mostrarse como estadista.

Entonces le regaló esto a Kaiser, que comenzó a crecer mucho porque la guerra cultural le conviene. Kaiser ha llegado a decir que quitará libros de autores homosexuales de las escuelas. Ellos se creen que están en una cruzada civilizatoria, su programa habla de pelear por el derecho romano, la música sacra, tiene espesor doctrinario, no es solo prometer buena gestión. Además, Kaiser era diputado y no hay que olvidarse que la primera gestión es darse a conocer. Se hizo conocido por sus apariciones mediáticas rupturistas. Creo que copió esa escuela de Milei, de hecho, su hermano Axel es amigo de Milei. Probablemente, Kaiser quedará en tercer lugar, aunque cada día que pasa Kast pierde apoyos porque hoy el centro de gravedad de la campaña está en Kaiser. Si Kast es segundo, es casi seguro su triunfo en la segunda vuelta, pero si lo es Kaiser, Jara tiene más posibilidades. Porque Kast ya está normalizado para la gente, algunos que nunca lo hubieran votado se lo piensan porque hay una opción que es peor. En cierta forma, la presencia de Kaiser sirvió para moderar a Kast.

Parece que muchas reformas progresistas chocan con el Congreso, donde la izquierda no tiene mayoría. ¿Seguirá igual los próximos años?

La derecha va a ganar el Congreso, la Cámara de Diputados la ganará con distancia. Se renueva solo la mitad, el ciclo político no empieza de cero. El Senado estará mas o menos empatado. No hay que descontar que los partidos se vayan a portar de forma cohesionada. Esto será un zoológico, con diputados de derecha tradicional y otros que van a querer homenajes a Augusto Pinochet y derogar el matrimonio igualitario. No será fácil para nadie, gane quien gane. Cuando la luna de miel de los primeros meses se rompa, incluso para Kast será difícil conseguir acuerdos para leyes. Igualmente, Kast y Kaiser van en una boleta (papeleta) de unidad para el Congreso.

¿La sociedad chilena ha sufrido un proceso de trumpización cultural como el que se puede palpar en Brasil, Argentina y Estados Unidos?

En Chile se están viviendo momentos muy de derecha, es un momento culturalmente de derecha. Hoy día los chilenos responden mayoritariamente, más que nunca, en clave libertaria, individualista.

Creo que en Chile se combinan dos fenómenos. Uno es la secularización cultural en curso, una de las razones por las que Kast entendió que esta batalla cultural no era buena idea. Hay cuestiones que ya están consolidadas, como es el derecho al aborto. Sin embargo, existe la impresión en muchos de que la izquierda ha corrido el cerco demasiado y que este es el momento de golpear de vuelta. Chile suele mirarse a sí mismo como un caso excepcional pero aquí están siguiendo el mismo libreto, por supuesto no con la estridencia de Trump o con un liderazgo exuberante como Milei. Chile es más institucionalista, de chaqueta y corbata, más parco. Pero, sí, seguimos el mismo patrón.

La derecha tiene cuatro candidatos y obtendrá casi dos tercios de los votos. Parece una táctica del sector dominante para dar muchas opciones y así retener sus intereses.

El empresariado hubiera preferido ir con una candidatura única, juntarlos a todos para no correr riesgos. La fragmentación va a significar que todos los medios van a mostrar a Jara como ganadora, como primer minoría. De hecho, la patronal de Chile mandó una carta pidiendo a los candidatos ponerse de acuerdo en una sola lista de derecha. No recuerdo otro momento en la historia democrática que la derecha haya amasado tal expectativa de voto