NOV. 25 2025 SISU: CAMINO A LA VENGANZA Más balas, más explosiones y más locura Gaizka IZAGIRRE HERNANI {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} Si al leer la sinopsis de “Sisu: Camino a la venganza” piensan “Segunda Guerra Mundial, Ejército Rojo, veterano finlandés… drama bélico serio”, pueden borrar eso de su cerebro de inmediato. Olvídense de la sobriedad y la verosimilitud: lo que van a ver es una locura estilizada y salvaje de acción, más cercana a “Mad Max”, “John Wick” o a “Rambo” que a cualquier película bélica. Los que disfrutaron de la primera parte saben exactamente a lo que me refiero. En “Sisu: Camino a la venganza”, Jorma Tommila retoma el papel del veterano finlandés Aatami Korpi. Korpi regresa a la casa donde su familia fue ejecutada durante la Segunda Guerra Mundial, decidido a enfrentar su pasado. Su regreso alerta al general del Ejército Rojo responsable del crimen. Esto desata una persecución implacable y violenta por todo el país. Si disfrutaron la primera parte, prepárense para multiplicarlo por diez. Todo lo que funcionaba en la original vuelve, pero más grande, más violento y más ridículamente glorioso. Esta es una película que abraza el género con todas sus exageraciones, presume de ello y lo lleva al extremo. Aquí no hay lugar para sutilezas dramáticas ni introspecciones sentimentales: lo único que importa es la acción constante, a todo volumen y a gran escala. Sin apenas diálogos, podría describirse como un Buster Keaton hardcore e hipervitaminado: cada escena se convierte en un slapstick delirante, condimentado con dosis de ultra-violencia que rozan lo absurdo. La película está saturada de “trampas” narrativas y momentos delirantes, y es precisamente esa osadía desmesurada la que le otorga su energía contagiosa. Para los amantes del cine de acción salvaje, irreverente y sin concesiones, esta secuela será una auténtica fiesta.