NOV. 28 2025 LA COPA FRANCESA, UNA COMPETICIÓN QUE DA LA VUELTA AL MUNDO Equipos de las posesiones galas de ultramar participan en la competición, lo que obliga a desplazamientos transoceánicos. Esta temporada juegan representantes de cuatro continentes. Es una muestra tangible de los restos de un antiguo sistema colonial que abarcaba medio mundo y que aún hoy provoca paradojas. Sendos jugadores de Reims y Cannes pugnan por el balón en las semifinales de la Copa francesa de la temporada pasada. (Frederic DIDES | AFP) Dabi PIEDRA {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} El destacado pasado colonial del Estado Francés, que llegó a dominar -y explotar- posesiones en todos los continentes, sigue teniendo reflejo incluso hoy en día, ya que algunos pequeños territorios siguen perteneciendo al entramado administrativo de la metrópoli, con el estatus de colectividad territorial, departamento o país de ultramar, dependiendo del caso. Eso afecta, curiosamente, al fútbol, más concretamente a la prestigiosa Copa de Francia masculina. Y es que, al no ser territorios independientes, sus equipos tienen derecho a participar anualmente en el torneo aunque se encuentren en la otra punta del mundo. Esta temporada, concretamente, un representante de St-Pierre-et-Miquelon, en la costa atlántica de América del Norte, entró en la tercera ronda, mientras otros tres clubes de ultramar se unieron en la séptima. Este fin de semana se jugará la octava eliminatoria, donde entrarán los últimos cuatro equipos de fuera de Europa. La Copa francesa es, probablemente, un caso único entre las competiciones domésticas al incluir participantes de hasta cuatro continentes. Por un lado están los europeos, que son la inmensa mayoría y entre los que se incluyen clubes de Euskal Herria, como el Aviron de Baiona, último representante nuestro hasta que ha caído en la séptima ronda. Por otro lado, los no europeos son originarios de ocho territorios y presentan un club cada uno: cuatro de América (St-Pierre-et-Miquelon, Martinica, Guadalupe y Guyana), dos de África (Mayotte y Reunión) y uno de Oceanía (Polinesia Francesa). Los desplazamientos suponen un esfuerzo enorme para los clubes, de modo que la Federación Francesa tiene un esquema muy preciso para integrar a los equipos no europeos en la competición. Cada territorio solo puede presentar un equipo por temporada, lo cual reduce la presencia transoceánica. Dependiendo del nivel de la competición local, cada equipo empieza en una fase, aunque siempre antes de que los grandes equipos de la Ligue 1 entren en liza. Cada año hay equipos lejanos a los que les toca venir a Europa, así como europeos que deben viajar a las antípodas. Por ejemplo, el 15 de noviembre de este año el Mulhouse se tuvo que desplazar hasta Nueva Caledonia, donde ganó al Magenta Nickel por 0-3. Mientras, el representante polinesio, AS Pirae de Tahiti, tuvo que viajar hasta Carnoux-en-Provence, cerca de Marsella; es decir, una distancia de más de 15.000 kilómetros. Encima, perdió 5-1. Aunque es imposible superar la pechada que se pegó AS Pirae, esta temporada aún guarda algunos desplazamientos especialmente largos, empezando por este fin de semana, en el que se disputará la octava ronda. Es ya una fase importante de la Copa, ya que los ganadores podrían enfrentarse a equipos de la Ligue 1. Luchando por ese premio estarán el representante de Guadalupe, Le Gosier, y el de Martinica, Espoir de Sainte-Luce. Ambos equipos son caribeños y jugarán en casa. En cambio, Le Geldar de Kourou, de Guyana, y Saint-Pauloise, de la isla de la Reunión en el Índico, vendrán a Europa. PRESOS Y COHETES ESPACIALES Como muestra de la lejanía desde la que vienen estos equipos, la ciudad guyanesa de Kourou acogió a finales del siglo XIX y a principios del XX un centro penitenciario para delincuentes condenados al exilio. Allí llegaba gente que había cometido delitos comunes, pero algún gobierno también aprovechó para enviar a opositores incómodos, pensando que en un lugar tan remoto molestarían menos. Las actividades agrícolas, ganaderas y de construcción que promovían los centros de deportación con la mano de obra de los presos fueron un motor que colocaron a Kourou entre las ciudades punteras de la colonia. En ese contexto nació Le Geldar de Kourou, uno de los equipos más destacados de la competición local, con once ligas y seis copas guyanesas en sus vitrinas. Este curso será el representante de todo el territorio en la Copa francesa, en la eliminatoria que le enfrentará mañana al IC Croix, equipo de la National 3 (quinto nivel). Los centros de deportación pasaron hace mucho a la historia, por ejemplo los de Kourou se cerraron definitivamente en 1953. Así, la economía y la vida cotidiana de la zona ya no están condicionadas por una actividad tan degradante, sino por la ciencia. Y es que en Kourou se asienta la base de la Agencia Espacial Europea. Las tierras guyanesas son, por lo visto, muy apropiadas para lanzamientos espaciales y, como a pesar de la lejanía es un territorio perteneciente a la Unión Europea, los cohetes y satélites son lanzados desde allí. La base de lanzamiento está en plena ciudad de Kourou, por lo que la competitividad aeroespacial de toda Europa depende en gran medida en esa localidad de unos 24.000 habitantes. Aún así, el club Le Geldar de Kourou es una entidad modesta, su nivel de pujanza no se puede comparar con la puntera base espacial con la que comparte ciudad. Su estadio es el Bois Chaudat, de 2.800 espectadores. La Copa será, por lo tanto, un reto mayúsculo para este equipo, a pesar de que el rival, el IC Croix, no es de los más difíciles que había en el bombo. De hecho, históricamente los clubes de ultramar no suelen tener recorridos exitosos en la Copa. Aún así, el propio Le Geldar de Kourou es un ejemplo de que las estadísticas están para romperlas. En la 1988-89 eliminó no a un equipo, sino a dos, para avanzar hasta los octavos de final, donde fue derrotado por todo un Nantes que, como ahora, era uno de los principales equipos de la Ligue 1.