NOV. 30 2025 FÚTBOL Osasuna revive en diez minutos tras penar 80 atenazado por el miedo Los rojillos, agarrotados por la inquietud y el esquema, iban perdiendo 2-0 en el minuto 82. Boyomo hace justicia al arreón final y a un Mallorca que no mereció más. Lisci repite revolución final como en Metropolitano, Cornellá o Pizjuán, esta vez con resultado Raúl García de Haro celebra el 2-1 que marcó el punto de inflexión hacia el empate, cuando el partido parecía muerto. (AGENCIA LOF) Ramón SOLA {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} Un remate mientras se giraba de Boyomo en el descuento puso freno a la caída libre de un Osasuna con poco a que agarrarse en los primeros 80 minutos. Dijo el camerunés que estaba ahí solo para hacer un bloqueo, pero la empalmó a la media vuelta como un ‘9’ puro. El punto llegó a la heroica, como todo lo bueno en los partidos fuera de casa de esta liga, cuando el equipo se suelta las amarras abocado por la necesidad, cuando ya no hay margen para el miedo. Como en el Metropolitano, o en el Pizjuán, o antes en Cornellá, pero esta vez con premio. Fue colofón imprevisible a un partido entre dos equipos que delataban su miedo desde el minuto 1 y que se revolucionó cuando apareció la valentía del que no tiene nada que perder, con un once que había pasado de cinco defensas puros a tres. Y cuando el Mallorca lo daba por ganado pese a muy pocos méritos reales: un penalti teatralizado y un contraataque a media velocidad, nada más. El primer mensaje timorato, y cada vez son más, lo mandó Alessio Lisci de entrada blindándose atrás con Herrando y Osambela para combatir en centímetros con Muriqi, dado que este no es uno de los fuertes de Boyomo. Juan Cruz se quedó fuera. Y a quien se encomendó hacer de Catena, mandando cuándo y cómo sacar la defensa, no fue al camerunés sino a Herrando. Por delante, de nuevo Torró en la base de una línea de cuatro, aunque a veces Rubén García se acercara a Budimir, un puro náufrago, desaparecido. Los rojillos sí acertaron de entrada en componer una caja de presión que neutralizaba la salida del Mallorca. Los bermellones, por otro lado, reflejaban que no tenían prisa; no parecieron nunca un equipo de Jagoba Arrasate, vertical. Así que la primera parte fue plomiza, sin más amenaza que algún amago de slalom de Darder, una cabalgada inicial de Víctor y las internadas de Bretones, muy a su bola. En ataque, muy poco por no decir nada, prueba de dos equipos que no andan fluidos futbolísticamente ni sueltos emocionalmente. Casi todo el ‘peligro’ llegaría de lejos en este primer tramo: Samu Costa en el 32, Bretones y Torró en la misma jugada en el 38... Una enganchada entre Sergio Herrera y Maffeo tras piscinazo de Virgili en el 40 corroboraba el estado de nervios de los dos equipos, y también la tendencia creciente a intentar sacar en el VAR lo que no se gana en el césped. Al joven internacional le saldría mejor a la vuelta del descanso... Pareció dar un paso adelante Osasuna tras el vestuario, percutiendo con faltas y corners (Herrando la tuvo en el 51) más que con fútbol. Pero en estas llegó un balón suelto de saque de banda ante el que estuvo más vivo Virgili. Boyomo casi ni lo tocó, pero partidos así se ganan ahora en la pantalla: el de Sevilla fue un calco. Bastante mayor falta hubo al inicio de la jugada de Samu sobre Aimar, pero este Osasuna veterano no consigue ser «más cabrón», como pidió Lisci hace unos días. Tocaba estirarse... y con ello enseguida llegó una contra letal del Mallorca. Muriqi cabalgó en ventaja ante Osambela para cruzar a gol ante Sergio Herrera. Al batacazo le siguió un cuarto de hora de pura impotencia de un equipo que parecía muy tocado anímicamente, si bien Torró dijo tras el partido que en el verde siempre se sintieron muy vivos, hasta que Raúl coló una falta en el minuto 82, con un disparo muy lejano, seco. Lisci, y ya son varias veces, se desató entonces y con ello liberó al equipo: al césped Barja y Becker, al lateral Rubén García. Ya en el 92 un centro al área peinado por Torró lo pasaportaba Boyomo a la red. Con suspense, porque el línea levantó la bandera aunque no era fuera de juego ni por el forro. El VAR lo enmendó rápido. Todavía pudo hacer el 2-3 Osasuna en lo que quedaba, igual que el 3-2 el Mallorca. Ganar el Levante el lunes 8 haría muy bueno este punto. DOS EN JUGADAOsasuna suma su segundo punto en ocho partidos fuera, un bagaje penoso, pero más importante puede ser que lo hiciera con dos goles en jugada, porque hasta el momento no había hecho ni un solo. El único tanto a domicilio hasta ahora fue en Villarreal y de penalti.