DEC. 03 2025 EDITORIALA Sin París ni Lisboa, el corredor es Irun-Madrid {{^data.noClicksRemaining}} To read this article sign up for free or subscribe Already registered or subscribed? Sign in SIGN UP TO READ {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} You have run out of clicks Subscribe {{/data.noClicksRemaining}} El lehendakari Imanol Pradales aprovechó ayer su reunión con el presidente de Nueva Aquitania, Alain Rousset, para volver a afear al Gobierno francés el nulo interés en conectar su línea de tren de alta velocidad con la línea que llegará a Irun. Pradales consideró que París, que hace un año reiteró que la conexión no llegará antes de 2042, «estaría perdiendo una grandísima oportunidad en términos de competitividad, logísticos, de movilidad de personas y para la industrialización de Europa si no acelera las obras» y volvió a calificar de estratégico el «corredor ferroviario de alta velocidad París-Euskadi-Madrid-Lisboa». La obsesión del PNV con el TAV va a dar para llenar páginas de historia en el futuro. De ese corredor tan crucial para la industria, según el lehendakari, París y Lisboa no quieren saber nada, lo que deja la ecuación en cosa de dos: Lakua y Madrid -o si se quiere de tres, porque Iruñea no va a la zaga-. Y en cuanto a la industrialización, Pradales y los defensores de la alta velocidad siguen pasando de puntillas por la evidencia de que ese tren no va a servir para transportar mercancías. En la práctica, apenas va a servir para conectar a personas de grandes núcleos urbanos, en detrimento del territorio y del tejido productivo real. Y en intercambios así, es difícil pensar que la beneficiaria sea la parte más pequeña. El TAV que se está construyendo, en la práctica, parece más diseñado para engrosar la caja de herramientas de la aspiradora madrileña que para facilitar el desarrollo de la industria y la sociedad vasca. Todo a un precio desorbitante que no hace más que engrosar las arcas de unas constructoras cuyas prácticas mafiosas están saliendo a la luz a cuenta de otras obras públicas. Las necesidades reales de Euskal Herria, tanto en cuanto a industria como en cuanto a la movilidad de sus habitantes, poco tienen que ver con la alta velocidad. Un tren público, social y rápido que conecte el territorio y dé salida a las mercancías vascas mirando más al norte que a Madrid, y que descarbonice en buena medida el transporte -en 2024 fue el único sector en el que crecieron las emisiones de CO₂- sigue siendo, hoy en día, una alternativa mucho más razonable y deseable.