Cuando el tema es el tema principal

Se justifican demasiados apoyos, ayudas, programaciones por cuestiones de mercadotecnia político-cultural. Efemérides, días de cualquier cosa, centenarios, homenajes o temas que han tomado relevancia social y política. Estamos a favor de la absoluta libertad de expresión. O dicho de manera más concisa, de la Libertad. Por lo tanto, no pretendemos establecer ningún criterio que pueda ser empleado como coartada o se pueda entender como incitación a la censura, pero cuando el tema de las obras es el tema de las obras, las obras pueden entrar en un parque temático circunstancial, en ocasiones demagógico, que se fija más en lo que se pretende denunciar que en cómo se cuenta.Quienes no tenemos remedio, incapaces de superar el vicio, vemos con objetividad forense decenas de obras cuyo tema, o la propaganda sobre el tema, parece ser el único justificante para ocupar sitio en las carteleras. Si a eso se añade alguna moda formal, entramos en una situación de imposible solución. Hablar de feminismo con un mal texto, mala puesta en escena e interpretaciones mediocres, es contraproducente para la causa, a no ser que esté calificado como teatro militante o aficionado. Pero si se hace imitando de manera superficial la autoficción, entonces entramos en un punto de no retorno.