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DE REOJO

El destino en un gen


El determinismo genético está puesto en entredicho a partir de nuevas corrientes que solamente le dan un porcentaje variable en ciertos asuntos de la vida y la transmisión de inteligencia, rasgos o enfermedades. Pero de repente un donante de semen muy generoso que inseminó a numerosas mujeres ha resultado portar un gen cancerígeno que ha sido detectado en algunos niños. Un problema de bastante complicación filosófica y hasta hereditaria. ¿Se puede detectar ese gen en el semen antes de realizar la inseminación o es algo que se desarrolla arbitrariamente en unos casos y en otros no se detecta?

Al ver a las estirpes monárquicas reproduciendo ciertos genes de una manera continuista entra cierto pánico ante lo que nos espera. Sucede exactamente igual con el destino que acarrea el gen aleatorio, pero pertinaz, de pertenecer a una familia de togados o militares de cualquier uniforme. Estos genes autoritarios, con una mirada conservadora y tendente al orden impuesto por los considerandos intransigentes y fuera de la norma y los golpes blandos, duros o híbridos que pueden perpetrar una parte o su unción de destino en lo universal. Lo mismo que el gen de las puertas giratorias que se reproducen en altas instancias de las cúpulas de los partidos políticos o los gobiernos. En el PNV se manifiesta de manera invisible o a lo bestia. Josu Jon Imaz es un abanderado de este gen, pero ahora a Andoni Ortuzar le ha empujado a fichar como consejero por Movistar Plus. En el momento oportuno cuando Telefónica va a despedir a cinco mil trabajadores. La culpa es de la acumulación de genes.