Empiezan las porras

Así, en términos coloquiales, el aluvión de noticias sobre corrupción o sobre asuntos de abusos machistas en las filas de la dirección del PSOE y la inconsistencia mostrada por el partido y el gobierno de Pedro Sánchez, hace que crezca la sensación de estar asistiendo a la confirmación de una legislatura agotada. La siempre pizpireta políticamente vicepresidenta, Yolanda Díaz, reclama en público una remodelación del gobierno «de arriba a abajo», por lo que se incluye ella misma.

Lo cierto es que dirigentes políticos, tertulianos y hasta cargos públicos van pronosticando las posibles fechas para las elecciones generales, aunque desde Moncloa, ajenos al desaliento y pertinaces en sus dogmas, aseguran que serán en el año del señor de dos mil veintisiete. Parece difícil. Aragón parece que convocará elecciones autonómicas para febrero, en una semana están las extremeñas donde se augura un descalabro absoluto del PSOE, con un candidato imputado, nada menos, que en el caso de supuesto enchufismo del hermano de Sánchez. Hay miedo.

Los de la derecha se relamen. Y no es para menos. Sin viabilidad parlamentaria para casi nada, acosados por la UCO y la brigada togada, la aparente incapacidad de respuesta coherente, especialmente en el caso de los abusos dentro del partido y la floja reacción para atajarlos que se une a la procacidad de Ábalos y Koldo, en lo referente a las mujeres, abren una vía de pérdida de voto femenino que es lo que les tensiona de manera nociva. En estos tiempos acelerados y caníbales todo puede pasar. Apuesto claramente por elecciones generales antes del verano próximo.