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PAPEREZKO LUPA

España vertical


La prensa de extremo centro, conocida por su defensa de la democracia, comenzaba el año cargada de peticiones de mano dura y lindezas contra quienes no comparten su proyecto imperial venido abajo.

Como muestra, Isabel San Sebastián, que siempre se expresa enfadada, hablaba de España en su artículo en «La Razón», titulado «Propiedad vertical». Si bien no empleaba el discurso que incluía aquello de la «unidad de destino en lo universal», poco le faltaba. Comenzaba así: «En el año que estrenamos vamos a tener que enfrentarnos al más grave desafío planteado a nuestra identidad colectiva desde que España se convirtió en una nación, hace ya más de cinco siglos». A sangre y fuego, que no por voluntad de las diferentes naciones a las que sometieron. Y servidora duda mucho de la solidez de una «identidad colectiva» con ese origen. Después decía que se trata de «una ofensiva en toda regla, orquestada por los máximos representantes del Estado español en dos de las comunidades autónomas que integran el territorio nacional». Resulta que ninguno de los dos ha orquestado lo que Isabel llama desafío y ofensiva, sino que Mas se ha visto arrastrado por el empuje popular y Urkullu parece pensárselo. A ver si se anima y «orquesta» algo. Continuaba alarmada: «Las cosas han llegado tan lejos que, pase lo que pase en los próximos meses, los secesionistas saldrán de esta pugna fortalecidos a corto plazo». Mira, en eso tiene razón.

Y por fin explicaba lo que adelantaba en el título de su pieza: «Es la hora de recordar que España no es una propiedad horizontal, sino vertical. No se extiende como un pastel susceptible de partirse en porciones, sino que se eleva cual edificio en el que cada uno de los pisos sostiene el conjunto de la estructura. Todos dependemos de todos y compartimos la propiedad. Los vecinos de una planta pueden, si así lo desean, abandonar la torre y mudarse a otro lugar, pero no llevarse consigo las paredes, el suelo o los pilares de sus viviendas». Muy bonita la metáfora de la «propiedad vertical», pero de lo que se trata es de argumentar y obrar democráticamente. Y si partimos de que España es una nación indivisible, está todo decidido, del mismo modo en que «España se convirtió en una nación». y terminaba llamando a Rajoy y Rubalcaba a defender el derecho a decidir de «todos los copropietarios de esta casa común». Casa común vertical, como el único sindicato legal durante largos años «de gran placidez».