TITIN III-MERINO II 22

MTZ IRUJO-BARRIOLA 19

Al margen de todo el peso clasificatorio del partido, que era muchísimo, Titín III y Merino II jugaron ayer en Logroño con el recuerdo del petardazo del domingo pasado ante los suyos, y en un durísimo partido, los riojanos no solo demostraron que lo de siete días antes fue un accidente, sino también que Titín está jugando con salvavidas en este Parejas. Y es que es, tras siniestros como los de la jornada anterior, cuando más se necesita un pilar en el que apoyarse y el zaguero de Villar de Torre fue toda una garantía en la que cimentaron una victoria que les da un espaldarazo en su anhelo de alcanzar las semifinales.

Con apenas solo siete días de margen, David Merino fue capaz de convertir todos los errores y fallos cometidos ante Berasaluze y Albisu en acciones positivas para sus intereses. Ayer el zaguero riojano pegó, dominó a Barriola, defendió, cubrió muchísima cancha, llevó pelotas imposibles... y además, con su rodilla magullada por un golpe contra la pared izquierda en el 4-7, al tratar de llevar una dejada al txoko de Irujo, aguantó perfectamente en lo físico, una de sus principales carencias en partidos que, como el de ayer, se extienden en el tiempo.

Sin concesiones

El diseño del campeonato, la confección de esta decimosegunda jornada y los resultados de la víspera, daban pie a malpensar, porque tres parejas de Asegarce -también Ezkurdia-Zabaleta- hubiesen sido los más beneficiados de un triunfo de Irujo-Barriola, ya clasificados para la siguiente fase. Sin embargo, si hubo biscotto, bien que lo disimularon.

Vale que, sobre todo al comienzo del partido, Martínez de Irujo se tomara algunas licencias que quizá no se permitiría en otras circunstancias, que trató de que Barriola adquiriera confianza después de tres semanas en el dique seco y que terminara contabilizando algún error de más, pero pocos peros se les puede poner tras más de hora y media de peloteo, disputado a un ritmo muy alto.

Sucede que se toparon con el, hasta ahora, mejor zaguero del campeonato, que superó a su par tanto en ataque como en defensa. A la hora de dominar, pegó varios cuadros más que un Barriola que al término del partido confesó haber terminado bien de manos, pero al que la pelota no le salía con velocidad, y además dejó de restar un par de saques que no tenían ninguna complicación. Y en defensa, el riojano fue un muro, cubriendo mucha cancha y llevando pelotas inverosímiles, elevando al bullicioso público del Adarraga a escenarios cercanos al éxtasis colectivo.

Por contra, la pelea en los cuadros alegres se decantó claramente del bando navarro, con un Titín correcto y un Irujo que trabajó horrores y trató de mandar, lo que dio como resultado un partido muy igualado hasta el empate a doce.

Con una pelota que adquirió mucho bote, con el golpe de Merino, los riojanos se fueron 17-13 y 19-15, pero Irujo se las apañó para devolver el equilibrio al luminoso con el empate a 19. Estirando el reglamento al límite -con algún descanso de más y con botillero encubierto- los locales marcaron el tempo en el agónico final y dos fallos de Irujo les dieron un triunfo vital en sus aspiraciones.