APR. 29 2014 RUGIDOS ROJIBLANCOS Imagine EÑAUT BARANDIARAN Se imaginan, por un momento, que este equipo hubiera aprendido a ganar? A ganar de verdad, cuando hacerlo es trascendental y supone un salto de calidad, un cambio de paradigma que sitúe a este Athletic del casi, de derrotas honrosas y tránsitos maravillosos, que diría el Loco, pero sin final feliz, a la altura de sus hermanos mayores, los que conocen la gabarra de algo más que de viejos reportajes. Cierto que en los últimos diez años este equipo ha llegado a tres finales y nos ha regalado noches maravillosas ante (precisamente) Sevilla, Manchester United, Schalke o Sporting de Lisboa, pero no lo es menos que, en el momento de la verdad, cuando ha estado en juego reescribir la historia, cambiar los renglones torcidos por letras de oro, los rojiblancos se han achicado hasta volverse pequeños, diminutos, casi invisibles e imperceptibles para rivales y aficionados. El partido ante el Sevilla, si no era una final en el sentido estricto de la palabra, se le parecía en el fondo y la forma, y en un escenario de máxima exigencia, con la temporada en juego y un rival en racha, el Athletic no solo ganó el partido, sino que lo despachó con una solvencia inusitada, y siendo fiel a un estilo del que es imposible no sentirse orgulloso. Si en otras parcelas la gestión de Josu Urrutia pueda ser más que discutible, su apuesta por un determinado estilo de juego para el Athletic ha sido un rotundo éxito. En plena discusión sobre qué es lícito, válido y pertinente en el fútbol profesional, con los dos últimos cerrojazos de `Mou' ante Atlético y Liverpool como objeto de debate, el Athletic es un regalo a la vista no solo para sus aficionados, sino también para el espectador imparcial. Gana, divierte y está a punto de alcanzar un objetivo que parecía quimérico a principio de temporada. ¿Se imaginan, por un momento, que este equipo hubiera aprendido a ganar?