APR. 30 2014 La inesperada vuelta a la actuación de Woody Allen con «Aprendiz de gigoló» Lo que une a John Turturro y a Woody Allen es su amor por Nueva York, donde comparten al mismo barbero y peluquero. Gracias al italoamericano el judío vuelve a la interpretación, ya que no actuaba para otro director desde el 2000, año en el que lo hizo por última vez para el mexicano Alfonso Arau. Es un lujo volver a tenerle delante de la cámara en su faceta de humorista, dado que a sus 78 años cada vez van a ser menos la oportunidades de ver algo así. Mikel INSAUSTI DONOSTIA La crisis siempre ha sido un filón para la comedia costumbrista, porque en tiempos de recesión se suelen dar situaciones extremas, que obligan a mucha gente a buscarse la vida de maneras en las que normalmente no lo harían. Por eso cualquier anécdota vital, por disparatada que parezca, es posible cuando la necesidad aprieta. Ni que decir tiene que el personaje de John Turturro se resiste a prostituirse, pero el viejo amigo al que da vida Woody Allen le convence, haciéndole ver las ganancias que se pueden repartir entre ambos. El anciano hará las veces de representante, mientras que el hombre de mediana edad se acostará con mujeres ricas que se sienten solas a cambio de dinero. Lo primero que hace la pareja es cambiarse los nombres, y así John Turturro toma el alias de Virgil, siendo el de su colega de aventuras eróticofestivas Dan Bongo. Han de protegerse, debido a que en la comunidad judía de Brooklyn una actividad de ese tipo, y menos aún estando llevada por gente aparentemente respetable, puede ser vista con buenos ojos. Contando con una pareja intergeneracional con tanto gancho, el reparto queda completado con la importancia de las actrices que se prestan a hacer de clientas. Sharon Stone y Sofía Vergara contratan a Turturro para hacer un trío. Pero no se queda ahí la cosa, pues Vanessa Paradis es una mujer reprimida por su condición de judía ortodoxa que ha de recurrir a los servicios de Virgil para poder tener sexo. «Fading Gigolo» es el quinto largometraje de John Turturro como director, después de «Mac» (1992), «Illuminata» (1998), «Romance & Cigarettes» (2005) y «Passione» (2010). Su próximo proyecto es la realización de uno de los episodios que componen el film colectivo «Rio, eu te amo». Para Turturro haber podido contar con Woody Allen como coprotagonista de su película es un auténtico lujo, por cuanto se trata de un cineasta muy metódico, con una agenda trabajo diseñada para rodar un largometraje cada verano, algo en lo que no falla ninguna temporada. Delante de la cámara ambos comparten una química especial, que deleitará a los seguidores de Woody Allen, que no podían disfrutar hace mucho tiempo de su talento como actor. En sus propias películas ha dejado de ser protagonista, y cuesta admirarle en su faceta de actor cómico. Por supuesto que en todos estos años no ha perdido su comicidad, y da gusto oírle decir de nuevo diálogos divertidos.