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Interview
Carlos Areces
Actor

«No hay nada peor que tener que defender un chiste en el que no crees»

Carlos Areces (Madrid, 1976), dibujante de historietas y actor, es bien conocido del público por sus trabajos televisivos y películas como «Balada triste de trompeta», «Las brujas de Zugarramurdi» o «Los amantes pasajeros». Estos días, se encuentra entre nosotros para participar como jurado en el Fant 2014 de Bilbo y para rodar «El mediador», en Donostia, a las órdenes de Borja Cobeaga.


Carlos Areces, es harto conocido por su trabajo en «La Hora Chanante», «Muchachada Nui», «Museo Coconut» y su participación en casi una veintena de largometrajes rodados a las órdenes de, entre otros, Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia y Nacho Vigalondo. Esta semana rueda «El mediador» a las órdenes de Cobeaga y es jurado del festival de cine fantástico de Bilbo, Fant.

Es usted juez en Fant: ¿Inspira respeto criticar la labor de los compañeros?

Sí, porque en el fondo vienes a decir que de todas las películas hay unas que destacan. Cuando has vivido una película desde dentro, sabes que son las ilusiones de mucha gente y, las más de las veces, muy difíciles de sacar adelante. Por otra parte, me lo justifico diciendo que también es una buena forma de promocionarlas. Parece, además, que todo hay que venderlo siempre como concurso y eso tiene más público.

¿Su relación con el género fantástico viene del cómic?

Me interesan los géneros más denostados por el gran cine: el cine de terror, la ciencia-ficción y, por encima de todo, la acción. Hay dramas sociales que me tocan muchísimo, historias de amor con las que lloro, pero para ver una y otra vez de forma compulsiva en mi casa, lo que más me apetece es una buena película de terror o de acción. Las personas con estas características, tenemos una serie de hobbies relacionados con el tema y el cómic es uno de ellos. Somos personas que nunca hemos sido grandes deportistas y el contacto con otros niños nos daba miedo; yo me encerraba en casa a leer tebeos. Todos los géneros que me gustan (algún día tendré que analizarlo) son aquellos donde la gente lo pasa mal: el cine de terror, las películas de catástrofes. Me gusta que la gente lo pase mal, me parece muy divertido. Si disfrutas viendo que la gente lo pasa mal en el telediario, eres un sádico, pero con una película tienes la coartada de que es ficción.

Escuchándole, imagino que se lleva bien con Álex de la Iglesia.

Álex de la Iglesia es el alma gemela que he encontrado en esta profesión; en tantos aspectos que, a veces, me asusto. Conocerle fue como mirarme en un espejo: todos sus miedos, todas sus angustias, su adolescencia marcada por el rechazo a la figura del popular y del chico atractivo, sentirse freak y el gusto por todo lo que la crítica detesta, son rasgos miméticos. También está el gusto por el cómic, por la cultura en minúsculas, por todo eso que nunca está en los libros de Historia, pero que es, francamente, mil veces más divertido. Sus obesiones, reflejadas en todas sus películas, su gusto por la ciencia-ficción, por el exabrupto, por lo vulgar, por lo grotesco... Antes de empezar en este mundo, mis cineastas españoles favoritos eran él y Pedro Almodóvar, y he tenido la suerte de trabajar con los dos.

Hablando de cómic y de terror, acabamos de conocer la muerte de Giger.

Es un tío que, de adolescente, cuando le descubrí, me impresionó muchísimo. Ahora, me sigue gustando, pero soy más selectivo con sus trabajos. Con «Alien» hizo un trabajo espectacular y tiene unas portadas de discos que todavía me impresionan y gustan muchísimo. Es un referente que se nos ha ido; es parte de mi adolescencia que ha muerto. Eso significa que me voy haciendo mayor, es terrible.

¿Qué puede usted contarme de la película que está rodeando con Cobeaga, de «El mediador», de su planteamiento?

Cobeaga leyó el libro de Egiguren sobre las negociaciones reales y a medida que lo leía se iba dando cuenta de que una cosa tan importante, unas negociaciones de tal calibre salieran bien dependía de detalles minúsculos, como depende todo en la vida; eso le hizo gracia. Si esto lo sitúas en un contexto tan dramático, da paso a la comedia. Esa idea es la base; el resto de los detalles de la película son todos falsos: que nadie espere que sea un fiel retrato de las conversaciones, de la realidad, porque no lo es, no tiene nada que ver. Lo único que toma de la realidad es el paisaje. Todo lo demás se le ha ocurrido a él y es muy gracioso. Como actor que suele hacer comedias, este guion ha sido una sorpresa tremenda, uno de los guiones de comedia que más me ha gustado y, afortunadamente, no tiene chistes de guion: la gracia surge de lo vulgar de la situación en sí misma, pero no hay chistes de diálogo, de guion. Esto para mí es muy agradable, porque no hay nada peor que tener que defender un chiste en el que no crees, un chiste que no te sale y tú mismo te das cuenta de ello. Borja, en esta ocasión ha estado tocado por la mano de Dios. Mi personaje es uno de los dirigentes de ETA con los que tiene más problemas el mediador socialista. Está basado en la imagen de Thierry, de quien no hay más material que las imágenes de su detención, lo cual hace más fácil crear un personaje de ficción.

Norberto Ramos, director de «Faraday», opina que los filmes, a pesar de la falta de distribución, acaban viéndose gracias a internet. Usted y sus compañeros deben parte de su fama a este medio.

Cuando empezamos con «La Hora Chanante» en Paramount Comedy era un canal recién creado. No sabían por dónde tirar y aparecimos nosotros, estudiantes de Bellas Artes, y nos dejaron hacer cosas, hasta que Joaquín dio con el formato de «La Hora...». En aquel momento, para el canal era más importante tener un programa de producción propia que tener audiencia, que conseguían con otros espacios. Teníamos un hueco para hacer nuestro programa absurdo que no veía nadie, no dábamos ni una décima de audiencia, dabámos cero; así estuvimos dos años. De repente, apareció en Youtube colgado por un fan: nos favoreció que entonces los videos no pasaban de los 10 minutos y nuestros trabajos eran ideales para ese formato de Youtube y nos vino muy bien para darnos a conocer. Pasamos de ser uno de los programas menos visto a ser programa de culto y buque insignia de la cadena, allí estuvimos cinco años.