GARA Euskal Herriko egunkaria
TXOKOTIK

La abstención pierde cuando no se suma


En este país la actividad política viene siendo tan intensa en las últimas décadas que mucha gente entiende fácilmente qué quiere decir «abstención activa». Esa es una forma de tomar parte en la contienda electoral y se hace siendo consciente de qué supone. Entre otras cosas, en caso de que se dispute un reparto de escaños, se asume una pérdida de representatividad institucional como consecuencia de una posición política predeterminada.

Si se cumplen las predicciones con las que se observa ahora el panorama electoral, lo que puede suceder dentro de siete días, tanto en Euskal Herria como en el conjunto de la UE, no encaja en la opción comentada. La gran abstención -que puede llegar a ser enorme- que prevén las encuestas se está justificando en muchos análisis políticos y periodísticos desde la miopía de los tópicos: que si la «lejanía» de las instituciones comunitarias, que si se reprocha a Bruselas las graves consecuencias de la crisis, que si la gente «no sabe» para qué sirve el Parlamento Europeo...

En muchos casos, esa «miopía» no responde a la capacidad intelectual de los analistas ligados a la oligarquía, sino que estos pretenden que la ciudadanía no vea lo que realmente quieren que pase. Quieren que dejemos el gobierno -o la gobernanza, como ahora les gusta decir en los cónclaves internacionales- en manos de los supuestos profesionales de la política y que, además, no tengamos derecho a quejarnos porque, como nos repetirán hasta la saciedad tras el 25 de mayo, entre todos -votantes y abstencionistas- les hemos dejado las manos libres para hacer lo que les venga en gana en el Parlamento Europeo.

Y, de paso, si se cumplen las mismas previsiones, los «moderados» -conservadores, liberales, seudosocialdemócratas y demás famiglie- se presentarán como los únicos que pueden hacer frente a los «extremistas», metiendo en el mismo saco al Front National y a Syriza, o a EH Bildu y al UKIP.

Habrá quien replique que por votar el 25-M no va a cambiar la gobernanza de la UE ni la izquierda va a ser mayoría en Estrasburgo... Es cierto, como también lo es que no esperamos encontrar la felicidad en una urna cuando vamos a introducir un voto. Lo que esperamos es, sencillamente, sumar; sumar para influir en el gobierno o, sencillamente, para gobernar.