JUN. 19 2014 Mundial de Brasil 2014 El laberinto Martí PERARNAU El juego, como dice Alex Couto Lago, es la mejor brújula porque a menudo te marca el camino a seguir. El trabajo del entrenador acostumbra a ser lo más difícil del fútbol: ha de diseñar el plan de juego, adaptarlo a los hombres que tiene, ensayarlo hasta que lo conozcan y dominen, convencerlos de que es el mejor camino a seguir y, finalmente, sentarse a ver la ejecución sobre el césped de aquellas ideas que imaginó. No resulta sencillo que este proceso complejo desemboque exactamente en la orilla prevista. El plan indica una vía y, como digo, en ocasiones el fútbol te lleva por otra ruta. Esta Bélgica de los defensas con caderas metálicas no solo estaba atascada frente a la muralla argelina, sino que sus jugadores se mostraban incapaces de comprender lo que sucedía, el porqué de semejante embotellamiento. Se hallaban dentro de un laberinto y no tenían la menor noción de dónde estaba la salida. El seleccionador Wilmots ha cambiado jugadores incluso en el descanso y movido piezas dentro de su plan con la pretensión de dar luz a un equipo que parecía ciego. Con Mertens por fuera, De Bruyne por dentro y Fellaini dentro del área, los belgas no solo han remontado el partido ante Argelia, sino que han conseguido algo bastante más importante: han encontrado una salida al laberinto. Diferente al plan de juego diseñado. ¿Qué harán a partir de ahora? ¿Insistir en la primera idea o seguir el camino que ha dictado el propio juego?