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San Mamés tiene que volver a ser clave

Aquel espíritu ante el Newcastle

En el último partido ante el Celta la grada ni se dejó oír, pero ante el Sevilla su apoyo debe ser fundamental para aupar al equipo.


«Luego vi y comprendí lo que significaba aquella General de pie, gritos de Rompecascos y te das cuenta de que eso es el inicio de todo. Muchos de aquellos que estaban entonces seguirán ahora. Aquellas fotos de Zarra, de cara a la General, celebrando el gol y un público muy activo y participativo que, al estar de pie, le sale más fácil el bote, el grito. Si te sientas, cuanto mejor es la butaca, más te acomodas tú». José Ángel Iribar, del libro `'Historias de San Mamés''

Muchos aficionados al fútbol recordarán aquel grito alocado, aquel correr desnortado de Marco Tardelli tras el segundo tanto de Italia sobre Alemania en la final del Mundial´82 como la mejor escenificación sobre la hierba de lo que es ese orgasmo del fútbol que es el gol. Hoy, 1 de noviembre, se cumplen veinte años de aquel épico triunfo europeo del Athletic sobre el hasta entonces imbatido Newcastle, sólido líder de la Premier inglesa. Probablemente, en la vieja Catedral pocas celebraciones representarán mejor ese celestial estado de ánimo que el grito acompañado de golpe de pelvis y los puños prietos de Cuco Ziganda tras su zurdazo a la red del Newcastle, frente a un fondo norte cual jaula -las vallas rodeaban el césped- de leones hambrientos. El que asistió en directo aquella noche a ese partido jamás olvidará lo vivido allí dentro, la comunión entre grada y equipo. Aquello sí era el jugador número 12.

Hoy, veinte años después, San Mamés ya no es ni remotamente el mismo y ni siquiera aquel público se parece al de ahora. El Athletic se juega buena parte de su crédito este domingo ante un rival de aúpa, el Sevilla de Unai Emery. También ante el Celta, hace un par de semanas, estábamos ante mucho más que un encuentro de la octava jornada de liga. Ernesto Valverde apeló entonces a la grada. «Lo más emocionante con el público es cuando intentan levantar al equipo cuando ha tenido un tropiezo. A mí me gustaría que el público identifique los momentos en los que más podemos necesitarles», emplazó.

La realidad fue que ante los vigueses, el graderío de San Mamés ofreció uno de los ambientes con menos decibelios desde su estreno. Apático. Indolente. Un sepulcro. Ni siquiera desde la grada de animación Iñigo Cabacas hubo apenas cánticos, y los únicos que se dejaron oir fueron los de los seguidores celestes. «La gente estaba cansada, y es que todos los días no son finales, no hay las mismas ganas y menos con el juego que enseña el equipo», justificaba una voz autorizada de uno de los grupos de ese córner norte.

La realidad, triste realidad, es que no ya el actual estadio sino incluso el viejo perdió mucho del ambiente que se le ha atribuido a San Mamés a lo largo de su historia. Hace tiempo que dejó de ser un recinto donde «todo parece ocurrir dos veces», como lo alabó Pep Guardiola. Algo que ahora solo pasa muy de vez en cuando.

La grada de animación

Pasar de un campo con localidades de pie a uno con todos los espectadores sentados minó esa atmósfera; el traslado al nuevo y moderno estadio ha sido casi la puntilla. «Las pipas», que dirían algunos críticos, la cada vez más elevada edad media de los socios, la comodidad del campo que favorece esa predisposición cada vez mayor a ver fútbol más que a animar -hay hinchas de cierto club europeo que hasta han pedido que se prohiba el wifi en su estadio- y desde los grupos que conforman la grada Iñigo Cabacas vienen denunciando que el club no termina de apostar por consolidar una mejor zona de animación.

Tras el encuentro ante el Celta, los aficionados que se reúnen en torno a ese lugar del campo permanecieron durante veinte minutos tras la portería del fondo norte en señal de protesta contra el club, al que desde un inicio emplazaron a que se mantuviera el fondo como lugar para todos aquellos que quisiean animar al equipo sin descanso, incluso de pie. «No queremos hacer una campaña contra el Athletic, pero la realidad, y ellos la saben, es que hay cientos de socios de otras localidades que quieren tomar parte de la Herri Harmaila. Partido tras partido hemos informado al club de que nuestra zona está saturada, que hay capacidad para 586 personas y no hay partido que bajemos de 700. La bola está en su tejado y nosotros poco a poco nos vamos cansando y después de lo vivido en Oporto más», esgrimen. Desde luego, su aportación anínimca cada partido en casa es fundamental.

«Un partido tiene que ayudarnos a soltar el estrés acumulado durante la semana, tenemos que soltar todo desde el minuto uno, transmitir a los jugadores para que ellos nos transmitan, si conseguimos esa reciprocidad será muy dificil que se lleven algo de aquí los rivales», sostiene Mikel Bizar, cantante, guitarrista, compositor, socio rojiblanco y uno de los rostros visibles del proyecto musical ``Athletic Gu Gara'' presentado esta semana.

San Mamés necesita recuperar su espíritu, sobre todo ahora que las cosas no pintan de colores. Entonar algo más que el clásico «lo, lo, lo...» cuando el marcador va de cara. Enrique Castro Quini confesaba al periodista Eduardo Rodrigálvarez que en San Mamés la gloria «sabías que la ibas a tener que pelear, no durante los 90 minutos, sino desde 15 kilómetros antes, cuando ese arco, tan majestuoso, te indicaba que no ibas a cualquier parte, que no ibas a jugar un partido más, fuera cual fuera el resultado». El Sevilla debiera sentir eso mismo. Y sufrirlo. Sea cual sea el resultado.

«No vamos a estar flagelándonos cuando perdemos y cuando ganamos»

«La victoria siempre da un punto más de tranquilidad independientemente de cómo vengas; a nosotros nos la ha dado, era romper una racha negativa que debíamos romper y lo conseguimos». Ernesto Valverde hizo ayer una lectura claramente positiva de los tres puntos con los que el equipo se vino de Almería, más allá de que su fútbol fuera cuestionado. Es más, fue tajante al defender que «el resultado lo calma todo», incluido el mal juego, «y si bien «autocrítica también hacemos» aprovechó para defenderse: «Venimos de semanas en que no ganábamos y estaba todo fatal, ahora cuando nos ha ido bien ¿vamos a decir lo mismo? No, no. Habrá que sacar el champán y las serpentinas y decir qué bien, ha sido un mal partido sí, pero hemos ganado que era de lo que se trataba. Evidentemente, somos capaces de jugar mucho mejor, pero vamos a darnos un pequeño homenaje, ¡pequeñín eh!... No vamos a estar flagelándonos cuando perdemos y también cuando ganamos».

Los tres puntos eran el objetivo, aunque el mismo estuvo empañanado no por un mal juego, sino por un pésimo juego, cosa que dejó un regusto no del todo dulce en la afición. «Siempre es el momento de ser prácticos y buscar los puntos», respondió Txingurri al ser preguntado sobre el sempiterno dilema de puntos o juego. «La cuestión es que para buscarlo hay que intentar jugar bien. Porque ser prácticos no significa jugar fatal, pero el fútbol a veces es caprichoso. El mejor partido nuestro fue ante el Celta y no ganamos, y el otro día fue espeso y lo hicimos», amplió su argumento. Valverde tiene a todos sus hombres disponibles, como confirmó, y dejó entrever algún cambio ante la próximidad de la cita contra el Porto. No obstante, a este Sevilla de Unai Emerey no se le puede enfrentar con dudas. «Es un equipo fuerte, con pegada y orden defensivo, muy complicado de defender en la estrategia y muy veloces en las contras», definió a los andalucez. Casi nada. «Esperemos tener ahora una racha positiva», confió en los suyos.

Lo mismo espera Unai Emery, que ayer no dudó en sostener que «el reto de San Mamés es de alto nivel» porque, «yo me pregunto... ¿qué Athletic veré? ¿El del Nápoles, que hizo un partidazo? ¿Otra versión? Yo espero ver la versión del Nápoles. No tiene bajas, tiene ganas, una semana limpia de partidos... Se dan todos los condicionantes para que aparezca. Y ése es al que espero». J.V.